Desde el cielo, José Luis Pérez Canca acudió ayer a un homenaje que estuvo a la altura de su nivel como jugador de balonmano y a todos esos valores humanos que transmitió como persona. El vetusto pabellón de Carranque ya lleva, para siempre, el nombre de "José Luis Pérez Canca", homenaje póstumo al jugador malagueño, criado en Maristas, miembro del irrepetible Puleva e internacional con la selección, que falleció de forma prematura tras una larga enfermedad en el verano de 2015, cuando sólo tenía 44 años de edad.

Este sábado, con un sol resplandeciente, representado por su hija Helena, su mujer Beatriz, su hermano, sobrinos y un buen puñado de amigos, se descubrió al fin la placa que dará nombre al pabellón del complejo de Carranque, con una gran lona exterior con su imagen. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre; el consejero de Turismo y Deporte en funciones, Francisco Javier Fernández; el presidente de la Federación Andaluza de Balonmano, Antonio Rosales; el delegado en Málaga de la Federación Andaluza, Raúl Romero; el director técnico de la Federación Española, Jesús Ludeña; y otros responsables políticos, además de amigos y excompañeros de Pepelu estuvieron presentes en el emotivo acto vivido en Carranque.

Al mediodía, después de que 500 niños y niñas malagueños jugarán partidos de exhibición desde las nueve de la mañana, se llevó a cabo el descubrimiento de la placa que ya luce en el acceso del pabellón de Carranque. Al mismo tiempo, se exhibía también la gran lona en la que ya estará para siempre una imagen de Pepelu en una acción de juego.

Criado en Maristas, Pepelu ha hecho amigos y compañeros de batallas allá por donde ha jugado: León, Granollers, Ciudad Real o Antequera. El internacional malagueño estuvo representado en su homenaje póstumo por su mujer Beatriz y su hija Helena, que recibieron palabras de calor y cariño de todos, además de placas conmemorativas y camisetas de la selección española firmada por todos los jugadores y también de las que lucieron en el partido amistoso disputado en el parqué del "José Luis Pérez Canca".

Y es que Pepelu ha amasado amistades imborrables y un buen puñado de amigos a lo largo de su carrerra. Una amplia representación de ellos estuvo este sábado jugando un partido en su memoria y para inaugurar el nuevo bautismo de la instalación. El mejor jugador de la historia del balonmano malagueño, Antonio Carlos Ortega, ahora entrenador del Hannover alemán, no quiso perderse el acto y jugó casi todo el partido, junto a excompañeros de aquel Puleva que de 1990 a 1995 jugó en Liga Asobal: Miguel Mazas, Quino Soler, Curro Lucena o el gran pivote ruso Yukov.Antonio Carlos Ortega

amigo de toda la vida, estrella nacional y mundial del balonmano, lo recuerda con mucho cariño. "Ha sido muy bonito y muy emotivo, el pabellón ha estado lleno y no hubo lesiones. No venía a jugar a Carranque desde el año 1995, cuando jugaba en el Barça. He visto a gente de Maristas que no veía hace 15 años, y eso lo ha hecho Pepelu, que ha sido capaz de movilizar a todo el mundo".

Otro íntimo de Pepelu es Quino Soler, también de su quinta, excompañeros en el Puleva Maristas, que estaba muy feliz por todo. "Lo hemos hecho con mucho cariño, para que él que esta desde arriba viéndolo haya sonreído viendo a sus amigos. Ha venido mucha gente, con muestras de cariño infinitas. Él era un tipo especial, se llevaba bien con todo el mundo, irradiaba felicidad y optimismo, y eso si lo siembras da sus frutos, desgraciadamente él se fue demasiado pronto".

Ellos fueron sólo la punta del iceberg, porque en el nuevo "José Luis Pérez Canca" se unieron un montón de campeones y medallistas de todo lo ganable en el mundo del balonmano: José Javier Hombrados, Demetrio Lozano, Juancho Pérez, Cristian Malmagro, Mariano Ortega... la lista es interminable. Sin olvidar a Carlos Viver, seleccionador nacional femenino. El presidente de la Federación y un buen número de jugadores no pudieron asistir porque se está celebrando ahora el Mundial masculino de balonmano.

El encuentro estuvo repleto de detalles. Con el periodista Fernando Ramoscomo maestro de ceremonias, el increíble trabajo de Raúl Romero y excompañeros de Pepelu en la organización del evento, con la Junta de Andalucía, para que todo estuviese a la altura fue un rotundo éxito. No faltó un detalle, con la pequeña Helena, de ocho años, e hija de Pepelu, como gran agasajada de la tarde. Todos los piropos fueron para ella en una jornada inolvidable.

El partido, dividido en dos tiempos de 20 minutos a tiempo corrido, fue lo de menos,: una excusa para recordar a Pepelu, entre los "Amigos de Pepelu" y los "Amigos de Pérez Canca", escuadras dirigidas por el histórico entrenador del Puleva, Juanjo Fernández, junto a Ernesto Ruiz, su preparador físico en el equipo colegial; con Curro Lucena en el otro banquillo, ayudado por Quino Soler, que también disputó algunos minutos. Tampoco se lo quisieron perder los dos árbitros malagueño que formaban pareja en aquella época en la Asobal, José Ramón Muñoz y José María León.

Juanjo Fernández, su entrenador en Maristas, estaba muy feliz por el homenaje. "Han sido muchísimos recuerdos, la generación entera de José Luis ha jugado en el equipo y el resto de jugadores nos han traído muchos recuerdos, ha sido todo muy emo tivo. Esto es una señal de los amigos que ha dejado, de la clase de persona que era, muy sensible, querido por todos, no era egoísta, él hacía jugar y brillar a sus compañeros, y ha venido hasta gente de Alemania y debemos sentirnos todos muy orgullosos".

En el minuto 18, el dorsal que siempre lució Pepelu, se paró el encuentro y se lucieron cartulinas rosas en un pabellón que estuvo lleno hasta la bandera. Hacia mucho tiempo que no se veía gente en los pasillos de acceso y en los dos fondos. Y los hubo, porque nadie del balonmano malagueño quiso perderse el acto, con presencia de muchos clubes como Los Olivos, Europa, Puertosol, Málaga Norte, Maravillas, Antequera, Rincón de la Victoria, Fuengirola€ y representantes como Pepa Moreno, presidenta del Rincón Fertilidad de la Liga Guerreras Iberdrola.

Una jornada redonda, en la que la imagen de Pepelu recibió el homenaje y el recuerdo que él se merecía. Un excepcional jugador pero, sobre todo, una mejor persona. El pabellón José Luis Pérez Canca recordará para siempre su legado.