El Unicaja superó ayer al Blancos de Rueda Valladolid en su feudo (84-89) en un partido en el que estuvo contra las cuerdas en el segundo cuarto (45-28), pero en el que fue más contundente debajo del aro y en el que soportó bien la presión de los instantes claves, ante el combativo conjunto local.

Cada equipo dispuso de una fase en la que arrolló a su oponente. El Blancos de Rueda CB Valladolid, en el segundo cuarto. Y el Unicaja, tras el descanso. Aunque fueron los de Repesa los que mejor supieron administrar su renta en un encuentro que tuvo incertidumbre hasta el final.

En los primeros compases del partido, el Unicaja, sin grandes alardes, se paseó por la pintura con excesiva comodidad. La defensa en zona del Blancos de Rueda hacía aguas y el conjunto de Málaga se aprovechó de ello, con Txemi Urtasun y Luka Zoric anotando con facilidad.

El Valladolid no permitió una desventaja de más de cuatro puntos y fue aumentando su intensidad defensiva con el paso de los minutos.

Entonces, Nacho Martín asumió la responsabilidad y puso por delante a los vallisoletanos a la conclusión del primer cuarto (26-23) con cuatro triples consecutivos que elevaron su anotación hasta los dieciséis puntos.

En el segundo cuarto, las transiciones malacitanas perdieron precisión y ritmo, de lo que se sirvieron los vallisoletanos, (que no pudieron contar con el norteamericano Othello Hunter, dada su negativa a jugar por los impagos del club), para contraatacar y abrir brecha con su tino desde el perímetro.

El Unicaja se atascó. Negado en el rebote e incapaz de frenar la profundidad vallisoletana, aliñada con un excelso porcentaje de acierto en triples. Así, se alcanzó la máxima diferencia del envite, a escasos cinco minutos del descanso (45-28).

Sin embargo, el tiempo muerto pedido por el técnico visitante, Jasmin Repesa, y la entrada de Fran Vázquez taponaron la sangría antes de que se alcanzase el tiempo de asueto (47-39).

Una ventaja que el Blancos casi dilapidó en dos minutos y medio. Lo que tardó el Unicaja en el inicio del tercer cuarto en ponerse a un punto de los de casa. El conjunto local sufrió un descomunal cortocircuito en ataque, con sólo dos puntos anotados en algo más de seis minutos. De este modo, el Unicaja endosó un parcial de 16-2 que volteó completamente el desarrollo del duelo.

Con Txemi Urtasun muy entonado y gracias en parte a su poderío en la pintura, el conjunto de Los Guindos estuvo a punto de sacar definitivamente del partido a los locales, bastante desafortunados en el rebote. Pero supieron aguantar el tipo y sacar tajada del incremento de faltas personales de los malacitanos para, de este modo, dejar el último cuarto completamente abierto (59-62).

El último acto lo comenzó más directo y agresivo el Unicaja. Apenas ofrecía resquicios por los que filtrar balones hacia el aro y, en ataque anotaba con suma facilidad. Aún así, un triple de Nacho Martín y la irrupción de Patrick Ewing acercó a los vallisoletanos a dos puntos cuando restaba poco menos de minuto y medio.

Al Unicaja no le temblaron las rodillas y las dos faltas personales que cometió O´Leary en los instantes decisivos posibilitaron el ansiado triunfo verde en la Liga Endesa. Al final, el partido murió con un marcador de 84-89.

Lo mejorCuatro victorias en cinco partidos

Aunque no ha sido contra grandes rivales de España o de Europa, lo cierto es que el Unicaja sumó ayer en Valladolid su cuarto triunfo en los últimos cinco partidos. Antes de vencer anoche al Blancos de Rueda ganó al Lagun Aro, al Alba de Berlín y al Brose. La derrota -muy dolorosa- llegó hace hoy justo una semana ante el Estudiantes. El play off sigue estando muy difícil, pero al menos todavía hay ciertas esperanzas.

Lo peorPájara del primer tiempo

El Unicaja perdía en el Polideportivo Pisuerga por 17 puntos, 45-28, en el esprint final del segundo cuarto. No se puede regalar un marcador así ante un rival manifiestamente inferior y sin su mejor jugador, Hunter, que no quiso jugar porque su club le debe dinero. El equipo de Repesa, a pesar del triunfo, dio muestra un día más de su inconsistencia, aunque ayer al menos despertó a tiempo para ganar el partido.