En nuestro deporte existen muchas historias de superación personal, pero pocas conozco a la altura de la vivida por Beka Burjanadze. El georgiano es una de las estrellas del sorprendente Morabanc Andorra, que la próxima jornada recibe al Unicaja. Beka tiene sólo 22 años, pero ya ha tenido que superar tantos obstáculos que solo su fortaleza y la su madre explican que haya llegado hasta aquí. Su lema en Twitter lo deja claro: «Persiguiendo un sueño. Los fuertes nunca se rinden».

Burjanadze es primo del jugador de la NBA, Zaza Pachulia, y parecía destinado a jugar al deporte del balón naranja. Hijo de un ingeniero y de una trabajadora de la TV publica georgiana, sus problemas comenzaron a los 8 años. Durante un partido se rompió el hueso del talón. Los médicos le dijeron a sus padres que no podría hacer ningún deporte y que se quedaría cojo para toda su vida. Un diagnóstico que su madre no aceptó. Comenzó a buscar por todo el mundo a algún especialista que curara al pequeño Beka y lo encontró en Alemania. Vendió todo lo que tenían: el coche, la casa, los muebles€ y viajaron al país germano para operarlo. La intervención fue muy complicada pero según los galenos germanos había salido bien y en unos meses podría volver a jugar. Pero los meses pasaban, los dolores seguían y Burjanadze seguía sin poder andar.

Sin dinero para volver a Alemania, una compañera de trabajo le habló de un curandero que vivía en medio de la nada, en un lugar donde no había carretera para llegar. Como recuerda en una entrevista en La Región de Ourense «Me salvó ese anciano. Era una casa muy vieja y con goteras. Llegaba, me echaba una masa que hacia con grasa de oveja y una crema que se llamaba mumia y me curó. No era un médico era un curandero. Me salvó y le rezo a diario». Aquel hombre se llama Shota Kratsashvili. Para llegar a su casa por un angosto camino su madre tenía que llevarlo en brazos y ese niño con sobrepeso superaba ya los 50 kilos.

Todo parecía volver a la normalidad, salvo por el cambio continuo de casa por los problemas económicos derivados de la primera operación, cuando a los 10 años la vida le golpeó de nuevo. Su padre tuvo un accidente de tráfico del que no se recuperó y del que fallecería 4 años después. Además, un hermano de su madre también perdía la vida, pero entonces con 14 años Beka ya era un hombre maduro y que tenía a su madre y al baloncesto para salir adelante a pesar de lo que había pasado y de vivir en un país inmerso en una guerra. En el 2009 jugó el Europeo B U16 en Portugal y su destino cambió. Los ojeadores del Cajasol le vieron y con 15 años se trasladó a vivir a Sevilla. Joan Plaza, entonces entrenador del equipo sevillano, pronto le echó el ojo y le hizo debutar en la ACB el 16 de enero de 2011 ante el Bilbao Basket con 16 años. Sólo fueron 34 segundos. Era el comienzo de un sueño que siguió cuando firmó su primer contrato profesional y pudo comprar una casa para su madre. Se habían acabado los alquileres y los cambios para ella.

Beka ha superado muchas mas barreras de las que la mayoría pasaremos nunca porque aunque le gusta caminar paso a paso nunca se marca limites. Ahora en su retorno a la Liga Endesa es uno de los líderes del Andorra junto a su compatriota Shermadini y uno de los jugadores que más deberá vigilar «su mentor» Joan Plaza para lograr una victoria que casi asegure la Copa del Rey. Suerte€