Síguenos en redes sociales:

Zona press

El mejor entrenador

El pasado jueves, la delegación de Málaga de la Federación Andaluza de Baloncesto, en su gala de fin de temporada, hizo un reconocimiento a Pedro Ramírez. Siempre que se entrega un premio o se hace un reconocimiento hay un poco de polémica. Es normal. Hay gente que puede estar de acuerdo con el elegido para recoger el premio o pensar que había alguien que merecía más ese galardón.

En el caso de Pedro Ramírez eso seguro que no ha pasado. Nadie puede dudar de que él ha sido, y es, alguien que ha aportado muchísimo al baloncesto malagueño. Si Málaga es una referencia en el baloncesto español, Pedro tiene su parte de responsabilidad en ello. Cuando lo conocí, yo era un chavalillo. Entrenaba al minibasket de la escuela de Los Guindos y pude conocerlo gracias a Manolo Povea, que me pidió que fuera su ayudante en el equipo cadete de la cantera de Unicaja. Manolo se equivocó porque yo poco podía ayudarle y lo que sí hice fue formarme y aprender mucho a su lado. Pero, además, pude conocer al segundo entrenador del primer equipo y director de la cantera, Pedro Ramírez.

Cuando hablé por primera vez con él ya me ganó para toda la vida. Él me enseñó lo bonita que es esta profesión de entrenador de baloncesto. Me enseñó a amar mi profesión, a vivirla con pasión, a disfrutar de mi trabajo.

No puedo olvidar las cenas que compartimos después de los partidos del primer equipo. Yo iba con mi Vespino donde ellos dijeran. Allí me sentaba a oírle hablar a él en esos diálogos con Javier Imbroda, Manolo Castillo, Manolo Povea, Kiko Castillo, Nacho Vera... Yo jamás abría el pico. Sólo escuchaba boquiabierto y después apuntaba frases geniales que allí oía.

Después tuve la suerte de trabajar con Pedro en el mismo equipo, de ser su ayudante. Ahí aprendí baloncesto, cómo dirigir a un grupo humano y que un equipo técnico es eso, un equipo, donde todos tenemos una responsabilidad y todo se comparte.

Pedro nos ponía a todos las pilas. Nadie se podía relajar allí. Ni jugadores ni staff. Era capaz de eso y de que todos le quisiéramos e idolatráramos. Era el líder de aquel equipo. También de ese grupo de entrenadores que nos formábamos a su lado porque Pedro no solo entrenaba jugadores, él es, además, un entrenador de entrenadores.

Mi recuerdo más bonito con Pedro Ramírez fue en mi último campeonato de España de selecciones autonómicas. Yo dirigía a Andalucía, donde jugaba su hijo Pedro. Justo después de ganar la final y conseguir ser campeones, él bajó al banquillo emocionado con los ojos llenos de lágrimas, seguro por lo que había conseguido su hijo. Pero estoy convencido de que también por lo mucho que se alegraba por lo que yo había conseguido.

Esta es una demostración del corazón tan grande que tiene Pedro y cómo es como persona. Porque él no solo me ha marcado como entrenador. He tenido la suerte de formarme en esos años de juventud teniéndole a él como referencia.

Que me marcó como entrenador es evidente. Sólo hay que ver a mis equipos jugar para darse cuenta de quién aprendí. Que me marcó como persona lo sé porque cada vez que me surge un problema antes de decidir qué solución darle siempre pienso qué haría Pedro en una situación así.

Él es entrenador de baloncesto. Lo sigue siendo ahora que ya no se dedica a esto profesionalmente. Eso es una demostración de que los entrenadores nunca dejamos de serlo y que, como él siempre me enseñó, esta profesión hay que vivirla con pasión. Por eso, aunque podáis pensar que no soy objetivo, creo que es un lujo que no puede permitirse el baloncesto malagueño que Pedro no trabaje directamente en baloncesto. No puedo entender cómo Unicaja no se aprovecha de sus conocimientos, su capacidad organizativa, sus inquietudes, su liderazgo y su pasión por nuestro deporte.

Pedro, maestro, seguiré disfrutando de esas cenas que seguimos compartiendo para aprender de ti oyéndote hablar de baloncesto y de la vida. Pero hoy aprovecho para darte las gracias por todo lo que has hecho por mí y sigues haciendo. Enhorabuena por este reconocimiento tan merecido. Habrá que celebrarlo pronto con un marisquito, ¿no?

Un fuerte abrazo.

Pulsa para ver más contenido para ti