Banquillo cajista

Mario Bárbara: 30 años cuidando de la salud del Unicaja

El fisioterapeuta cajista, que fue jugador de la cantera verde hasta principios de los 90, cumple este mes de noviembre tres décadas en el club de Los Guindos velando por el bienestar de los jugadores

El fisioterapeuta cajista ha sido protagonista en los 5 títulos que ha logrado el Unicaja en su historia. | UNICAJAB/FOTOPRESS-MARIANO POZO

El fisioterapeuta cajista ha sido protagonista en los 5 títulos que ha logrado el Unicaja en su historia. | UNICAJAB/FOTOPRESS-MARIANO POZO / Mariano Pozo (Unicaja Photopress)

Emilio Fernández

Emilio Fernández

Su presencia en uno de los extremos del banquillo cajista es una imagen habitual en cada partido del Unicaja. Mario Bárbara, fisioterapeuta del club verde, es un clásico del club de Los Guindos, al que llegó en noviembre de 1993 para de manera ininterrumpida velar estos últimos 30 años por la salud de los jugadores de la primera plantilla verde y morada y también de la cantera.

Miles de anécdotas, de vivencias, de momentos malos y buenos, de alegrías y de tristezas... Tres décadas dan para mucho. Ha trabajado con más de 300 jugadores y con todos los técnicos que han pasado por el banquillo verde: Javier Imbroda, Pedro Ramírez, Bozidar Maljkovic, Paco Alonso, Sergio Scariolo, Aíto García Reneses, Chus Mateo, Luis Casimiro, Jasmin Repesa, Joan Plaza, Fotis Katsikaris y ahora Ibon Navarro.

Toda una vida que le permite presumir de ser el único cajista que ha estado presente en los 5 títulos que ha conquistado el club a lo largo de su historia. Estaba en Vrsac cuando el Unicaja ganó la Copa Korac 2000, en la Copa del Rey de Zaragoza de 2005, en el título de la Liga en Vitoria de 2006, en la Eurocup 2017 en Valencia y también el pasado febrero en la Copa de Badalona 2023. Solo la jefa de prensa del club, Rosa Mariscal, le iguala en este especial récord.

Mario Bárbara posa para La Opinión de Málaga en las instalaciones de Los Guindos.

Mario Bárbara posa para La Opinión de Málaga en las instalaciones de Los Guindos. / Álex Zea

Mario recuerda su llegada al club. «Jugué en la cantera hasta el verano de 1992. Acabé la carrera de fisioterapia y conseguí mi primer contrato laboral en el Hospital Comarcal de Antequera. En noviembre de 1993, me llamaron del club para trabajar en la cantera. Era la época de Alejandro Burgos, Juanma Martín, Manolo Bazán... Los conocía a todos mucho porque yo había estado muchos años jugando en la cantera. Dije que sí y empecé mi etapa en el Unicaja, al principio alternándola con mi trabajo en Antequera», explica.

Muy pronto dio el salto al primer equipo. «En junio del 97, Juanma Rodríguez me dijo que había la opción de trabajar con el primer equipo, pero tenía que dejar el Hospital. La verdad es que ni me lo pensé, el baloncesto es mi pasión, es lo que me gusta y acepté el reto», dice.

Ha variado mucho el día a día de Bárbara en todos estos años en el club, pero la filosofía de trabajo siempre es la misma: «El objetivo es cuidar de los jugadores, establecer planes de prevención de lesiones, atención inmediata cuando surge cualquier eventualidad...».

Bárbara reconoce que también a veces ejerce de hombro en el que los jugadores se apoyan. «No me gusta decir que es labor psicológica porque para eso están los psicólogos, pero es verdad que la sala de fisioterapia es un lugar complejo. Allí los jugadores se relajan. He aprendido en este tiempo que hay que escucharles. Cuando alguien te dice que le duele algo, hay que creerle».

Mario Bárbara, fisioterapeuta de Unicaja, mientras trabaja con Lima

Mario Bárbara, fisioterapeuta de Unicaja, mientras trabaja con Lima / Álex Zea

En la larguísima lista de baloncestistas de primer nivel a los que Mario ha cuidado en todo este tiempo, hay de todo. Con umbral de dolor más y menos alto, con más reticencias o menos para jugar con molestias. El fisioterapeuta cajista solo quiere acordarse de los más duros con el dolor. «Hay muchos, pero uno que se me viene a la cabeza y que lo tenemos ahora es Alberto Díaz. Es muy resiliente, muy concienciado con el trabajo día a día, con el cuidado de su cuerpo. Nacho Rodríguez es otro que era capaz de jugar con dolor. Yo le he visto jugar con una fractura en el pie y con una costilla también fracturada. Berni es otro capaz de no parar aunque tuviera múltiples problemas físicos. De los extranjeros podría decir Nemanja Nedovic, otro capaz de aguantar el dolor y ser capaz de jugar. Jayson Granger, también es de este grupo de los duros».

Mario se siente un privilegiado y muy respetado en el club por todos los técnicos con los que ha trabajado. «Siempre me he sentido valorado por todos los entrenadores. Quizás unos te consultan más que otros, pero nadie se ha metido en mi labor», asegura. Recuerda a todos con cariño, pero de Boza Maljkovic destaca el cambio que le dio al staff. «Con él hubo un cambio a nivel laboral. Nos dio un impulso en lo deportivo y en lo profesional».

Bárbara, junto a Lima, que está en la última fase de su lesión.

Bárbara, junto a Lima, que está en la última fase de su lesión. / Álex Zea

Después de tres décadas en el equipo, a Mario Bárbara le cuesta quedarse con el mejor partido que ha vivido. «Quizás los de la Copa del Rey de Badalona en febrero. Ganarle al Barça y al Madrid es algo histórico. Si no, te hubiera dicho la remontada en Valencia en la final de la Eurocup 2017. Fue increíble. Uno de hace muchos años también, el play off contra el Tau de Scariolo».

A la hora de elegir el peor, no hay duda. «El primero de cuartos de final de la BCL hace dos temporadas en Manresa. Sobre todo el primer cuarto. Perdíamos 29-4 y no sabía donde meterme», recuerda.

¿Ha pensado en este tiempo alguna vez dejarlo? ¿Cambiar a un trabajo menos sacrificado de horas y viajes fuera de casa? En 30 años hay tiempo para pensar de todo. «Si pienso en mi mujer y en mis hijas, la verdad es que se merecen otro tipo de vida. Y eso tiene que llegar más tarde o más pronto. He pensado muchas veces en dejarlo, pero gracias a ellas puedo permitirme la vida que he llevado, sin fines de semana, sin Navidad, sin Semana Santa, sin vacaciones cuando los demás las tienen... Mi mujer ha tenido un papel fundamental para que yo me haya desarrollado profesionalmente. También han sido muy importantes mis padres, gracias a ellos pude estudiar y también jugar. Mi padre me inculcó su pasión por el baloncesto».

Sin pensar todavía en el adiós, Mario entiende que algún día tendrá que dar un paso a un lado. «No miro a largo plazo. Quiero seguir actualizándome y dando un buen servicio a los jugadores. Un día llegará el final y dejaré paso a la gente joven que mantenga el compromiso y la pasión que necesita el equipo».

Por último, como un veterano ya que es, da un consejo a todos los que rodean al equipo. «Esto va por ciclos y hay que valorar lo que estamos viviendo en la actualidad. Pienso que estamos empezando este ciclo bueno, pero sabemos que hay etapas de éxito y de menos éxito. El reto que tenemos todos es mantener el nivel de excelencia que merece el equipo y todos debemos disfrutar de este momento». Así sea...

Suscríbete para seguir leyendo