El 14 de diciembre de 2020 España liberalizó el transporte ferroviario de viajeros y el 10 de mayo de 2021 fue la primera vez que se vio en la alta velocidad un tren que no fuera de RENFE. Era de la francesa Ouigo, que se hizo con varios trayectos Madrid-Barcelona. Año y medio después, el 25 de noviembre de 2022, empezó a operar también Madrid-Barcelona la italiana Yrio. Ahora hay un tercer actor: AVLO, la operadora de bajo coste de RENFE y, además del corredor a Barcelona, se han liberalizado el de Levante y el del Sur. Según la Comisión de Mercados y Competencia, gracias a esta apertura los precios medios de la alta velocidad en nuestro país bajaron el año pasado más de un 20% y el número de viajeros está en niveles récord. Hasta ahí todo positivo, pero la pregunta es si los bajos precios son sostenibles. Los nuevos operadores piden al Gobierno que les rebaje el canon que pagan por usar las infraestructuras de ADIF: las vías, las estaciones y todos los servicios. De hecho, el más beligerante es el francés Ouigo, que lleva los dos años con pérdidas millonarias y eso que en 2021 el canon bajó un 23% y está desde entonces congelado.