El grupo recogía los electrodomésticos que los clientes entregaban a una gran superficie cuando compraban uno nuevo. Una vez en el almacén de la empresa, seleccionaban los que estaban en mejor estado para colocarlos en el mercado de segunda mano, mientras que al resto les extraían los componentes de dichos aparatos y los vendían en chatarrerías. Los agentes han corroborado el desvío de 1.427 aparatos que revendían el mercado negro obteniendo entre 25 y 40 euros por cada uno.