Tras el rezo del Padrenuestro, el mayordomo de trono y ex hermano mayor, José Rivas, cedía el martillo al comisario jefe Javier Peña para que diera los toques de campana. El Rico volvía a dibujar en el aire la señal de la Cruz para bendecir a su pueblo. No había grandes rocallas doradas a sus pies. Ni tulipas de caramelo que le iluminaran. Tampoco era la plaza del Obispo. Pero esta bendición de 2021, a los sones del himno nacional con la solemnidad de la trompeta y el órgano, valía por tres, que ya disfrutan de la libertad y han sido perdonados por el Señor.