El papa Francisco ha visitado este domingo el campo de refugiados situado en la isla de Lesbos, en Grecia. El pontífice ha entrado y ha recorrido a pie las instalaciones, saludando a su paso a los cientos de migrantes que viven allí. Alrededor de 2.200 personas viven en este nuevo campo, construido tras el incendio que arrasó el de Moria en septiembre de 2020. Aquí las condiciones son mejores, pero familias enteras siguen viviendo en contenedores y algunos en grandes carpas con servicios higiénicos muy precarios. En un breve acto, Francisco ha denunciado la indolencia de Europa y ha pedido que no se utilice el drama de los refugiados como arma política.