Alejandro Arrebola, carpintero de la pedanía costera de Güi que padece una discapacidad del 37% que le impide desarrollar su labor profesional desde hace años, denunció ayer que la concesionaria del servicio municipal de aguas en Torrox le mantiene cortado el suministro desde el pasado día 5, a pesar de que no se le ha notificado impago alguno antes del precinto de su contador y de que a las pocas horas abonase la deuda que tenía con la empresa.

Este vecino del litoral axárquico más oriental explica que a sus 52 años se encuentra en paro, debido a la propia discapacidad y la situación que ya empezó a ser precaria tras la «quiebra de numerosas empresas de la construcción». Ya que tampoco hay posibilidades de encontrar trabajo estable entre los miembros de su familia, conviven en la actualidad bajo el mismo techo hasta siete personas.

«Es increíble que no consideren estas cosas antes de dejar a media docena de criaturas sin agua. Tenemos hasta un menor de corta edad. Y en mi casa sólo entran los 200 euros de mi pensión y la ayuda de poco más de 400 euros de mi mujer», denuncia. Arrebola agrega que es la primera vez que afronta un corte en el suministro público de agua e insiste en que debiera haber recibido alguna notificación.

De hecho, en el escrito presentado en las dependencias de Aqualia en Torrox, el pasado miércoles 5, «nada más abonar la cantidad exigida», alega: «No he recibido ninguna notificación del pago de la última factura. No estoy de acuerdo con el corte de agua», matiza.

Ayer explicó que nunca se había visto en una situación así: «Es la primera vez que nos ocurre». Su mujer agrega: «Lo normal es que por una cantidad pequeña, porque no estamos hablando de muchos recibos que puedan sumar un capital, te den un plazo. De al menos 24 o 48 horas, que puedas buscar el dinero y evitar esto. De golpe nos han dejado sin agua y llevamos ya una semana con el grifo cortado».

Alejandro Arrebola, con los documentos de su discapacidad en la mano, no quiere ni imaginar «qué le puede ocurrir a una persona que ni siquiera tenga margen para desplazarse» o que por el idioma tuviese que hacer frente a las reclamaciones que ha presentado. No obstante, confía en que en las próximas horas se resuelva su expediente y recobre el servicio de agua «sin tener que pedir explicaciones o elevar su queja a las asociaciones nacionales de consumidores».

Los empleados de Aqualia en el municipio explicaron que hay un protocolo que cubrir cuando se precinta un contador por impago. Y añadieron que no hay un registro específico en el que los supervisores de un expediente de estas características puedan conocer si el cliente es o no discapacitado o tiene un cupo determinado de familiares, en el inmueble, a su cargo.