Los vecinos de Casares han emitido hoy su voto en unas urnas ubicadas en la plaza central de la localidad, dentro del proceso puesto en marcha por el Ayuntamiento para que determinar si se instala o no una tirolina.

Además se ha habilitado un sistema de voto por internet para que los vecinos que residan fuera del municipio también puedan opinar sobre esta nueva atracción turística.

Según ha explicado a Efe la concejala de Participación Ciudadana, Rocío Ruiz, esta consulta es "vinculante" y "lo que decidan los vecinos de manera mayoritaria será lo que el Ayuntamiento promueva".

"Es interesante abrir estos procesos de participación porque los políticos tenemos la responsabilidad de consultar aquellas cosas que queramos hacer y que no estuvieran en nuestro programa electoral", ha indicado Ruiz.

Ha añadido que la instalación permanecería tres años en el municipio, por lo que es importante conocer la opinión de los vecinos al respecto.

Entre los vecinos las opiniones están divididas, ya que unos, como Rosario Loring, opinan que Casares "tiene un valor en sí mismo y no necesita de este tipo de instalaciones más propias de un parque de atracciones", y que además "no sería económicamente rentable y alteraría el paisaje".

En contraposición, María del Carmen León considera positiva la instalación de esta tirolina, ya que, según su criterio, fomentaría el turismo.

"Es una cosa buena para el turista y yo lo que quiero es que en mi pueblo haya ambiente; todo lo que se haga en ese sentido es bueno", ha dicho a Efe.

La singularidad de esta tirolina radica en la longitud del recorrido, que sería uno de los más largos de la zona, y en las vistas que ofrecería del casco histórico del municipio y de la naturaleza que lo rodea.

Sería la primera instalación para el desarrollo de una red de turismo activo en el entorno de Casares, que se prevé completar en un futuro con una vía ferrata y con otras instalaciones deportivas.

La Junta de Andalucía desestimó un primer proyecto de esta atracción por su impacto visual, por lo que el Ayuntamiento cambió su ubicación y el Gobierno andaluz dio su visto bueno a la posible instalación