Ha sido casi un mes de fiesta, pero ésta ya ha llegado a su fin. Después de dos fines de semana de carnaval en la calle, después del concurso de agrupaciones y de las previas para ir calentando motores, el Carnaval de Málaga se ha despedido el domingo hasta el próximo año con una de las citas más esperadas: el tradicional Entierro del Boquerón.

Afortunadamente, y pese a que el frío se resiste a marcharse de la ciudad, el tiempo acompañó y no estropeó el recorrido, como ocurrió el domingo pasado. El desfile se desarrolló sin problemas desde su salida, que se produjo en la rotonda del Marqués de Larios, para recorrer la plaza de la Marina, la avenida de Manuel Agustín Heredia, el Palmeral... hasta llegar al paseo marítimo Ciudad de Melilla, donde se procedió a la quema del boquerón en la Malagueta, un símbolo que este año se convirtió en un homenaje a uno de los personajes más queridos para los malagueños y que nos dejó hace apenas unos meses: Chiquito de la Calzada.

El boquerón representativo del Carnaval malagueño iba en esta ocasión adornado con una imagen del genial humorista y a su alrededor algunas de sus palabras más recordadas: fistro, pecador, cobarde, al ataquer... un nuevo y merecido homenaje para Chiquito de parte de una fiesta que este año ha vuelto a demostrar que gana adeptos y presencia en la calle. Ya se vio durante toda la jornada del sábado y hoy no ha sido menos. Familias enteras disfrazadas, grupos de amigos, malagueños de todas las edades con ganas de escuchar a las agrupaciones en los escenarios montados para tal fin y en la calle... y para disfrutar de la Boqueroná gratuita que precedió al último desfile de este año. El acto se ha celebrado en la plaza de la Constitución a mediodía, una plaza que tras el concurso se ha convertido durante unos días en el epicentro de la fiesta del invierno cálido y donde ayer apenas se cabía, dejando constancia de que había ganas de la gran Boqueroná.

El Carnaval dice adiós hasta 2019 con un desfile que ha durado alrededor de dos horas y ha dejado a muchos ya pensando en lo que vendrá el año que viene. Una fiesta que se consolida y a la que sólo se puede desear larga vida en las calles malagueñas.