Son jóvenes, con ganas de trabajar, aprender, divertirse y compartir su vida. En definitiva, con ganas de comerse el mundo. Para ellos no hay limitaciones, cualquier cosa es posible cuando se pone esfuerzo y ganas de superarse. Son personas con síndrome de down, que tienen derecho a vivir de forma autónoma e independiente y a tomar sus propias decisiones. Así, este fin de semana se reúnen en Torremolinos con motivo de la VI edición del Encuentro Nacional del Proyecto Amigo, organizado por Down España y con la colaboración de Down Málaga, que este año tiene lugar hasta mañana en el Albergue Inturjoven de la Música.

El objetivo del foro es promover un espacio de intercambio de información y de debate, así como contribuir al empoderamiento de las personas con discapacidad intelectual. En total, asisten al encuentro unos 80 jóvenes de toda España participantes del programa Proyecto Amigo. A lo largo de sus tres días de duración tendrán lugar diversos talleres, exposiciones y reuniones para poner en común opiniones y conclusiones que promuevan el debate interno sobre las líneas básicas de actuación que han de presidir el funcionamiento del Proyecto Amigo. Una de estas principales líneas gira en torno a las viviendas compartidas, donde estos jóvenes pueden independizarse y dejar de vivir con sus padres para compartir piso con sus amigos, siempre acompañados de la figura de un mediador. En Málaga hay dos viviendas con estas características.

El papel de los mediadores, siempre voluntario, consiste en «querer conocer de cerca el mundo de la discapacidad, conviviendo con personas a las que se aconseja para que su conciencia reestructure sus pensamientos, pero nunca como cuidadores o tutores», explica la coordinadora nacional del este proyecto, Ester Rodríguez, que también comenzó siendo mediadora en Málaga. Según cuenta, «las personas que han participado como mediadores a lo largo de estos años, han obtenido una cualificación profesional de calidad, al mismo tiempo que han podido transformar su mentalidad y cambiar los numerosos prejuicios que existen en la sociedad en torno a la gente con discapacidad intelectual». Además, asegura que «lo que hace diferente a las viviendas compartidas es que tanto los mediadores como los jóvenes discapacitados están en el mismo plano de igualdad». A estos mediadores se les forma a conciencia y pasan por un duro proceso de selección.

Una vida independiente. El encuentro servirá también para analizar y compartir las realizaciones diversas que tiene el Proyecto Amigo en un clima de amistad entre los participantes. Este proyecto forma parte de la Red Nacional de Escuelas de Vida de Down España, que representa la voluntad y el deseo de que las personas con discapacidad sean escuchadas con seriedad, reclamando el hecho y el derecho a ser diferentes.

Según explica el presidente de Down España, Fabián Cámara, que está presente durante el encuentro en Málaga, «estos jóvenes están deseando salir de casa, pero lo que realmente cuesta trabajo es convencer a los padres, porque tienen muchos miedos». «La mayoría no acaba de tener la confianza en que sus hijos puedan llevar una vida de forma independiente. Tienen que andar demostrando día a día que son capaces, porque la mayoría de la sociedad no cree en los potenciales que ellos mismos pueden desarrollar. Debido a esos miedos de la familia, que son lógicos, en Proyecto Amigo se trabaja mucho con ella. Por eso, la única condición que pedimos para que uno de estos jóvenes entre en el proyecto es que tanto él como su familia lo acepten libremente», indica.

De esta forma, la vivienda compartida es un espacio formativo, no un espacio residencial permanente, donde los jóvenes se acostumbran a convivir siendo responsables de sus propias decisiones. Cuando Proyecto Amigo considera que están bien preparados, los jóvenes salen de estos pisos para seguir viviendo de forma independiente o bien volver a casa con sus padres, según la decisión que tome de cada uno.

Por su parte, el presidente de Down Málaga, Francisco Muñoz, asegura que «aunque las familias suelen ser reacias a esta independencia, en Málaga hay un grupo de padres y madres que hacen grandes apuestas de futuro por sus hijos». Así, los jóvenes están trabajando en empresas ordinarias y en las viviendas tienen asumidas tareas diarias donde poder actuar con gran responsabilidad.