Ha cantado a Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez y ahora a Miguel Hernández... Usted ha demostrado de nuevo que la poesía está hecha para el flamenco y todo su arte.

La poesía de Miguel Hernández es muy visceral como lo es el flamenco. He trabajado duro por buscar que los versos y el cante encajaran en mi nuevo espectáculo y me he dado cuenta de que todo ha fluido de una manera natural y que he logrado llevar todo el sentimiento del poeta al flamenco.

Versos y cante, paso a paso, recorriendo un trayecto marcado por las sensaciones. ¿Se puede hablar de que el resultado es una forma de vida, una filosofía que marca el día a día?

Creo sinceramente que sí. La poesía me parece la forma más lógica de vivir, es el arte más puro. Considero que hay, incluso, que potenciarla porque, me atrevería a decir que la poesía es la propia vida. Hay incluso versos que encierran todo un pensamiento y una manera de afrontar el mundo en el que estamos. Flamenco y poesía dan sentido a nuestra vida. Si con mi trabajo, entremezclando las sensaciones del flamenco y de los versos, sean de Juan Ramón Jiménez o de Miguel Hernández, he conseguido que la gente se acerque a la poesía... me doy por satisfecha y me siento una afortunada, porque es lo menos que se merecen nuestros grandes poetas.

La Unesco ha reconocido al flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. ¿Qué le parece la decisión?

Para mí, el flamenco siempre ha sido un arte tan grande que no hace falta ningún reconocimiento... Bueno, para mí y para mucha gente. Pero, un galardón de esta importancia debe servir para concienciar a toda la gente que nos gusta el flamenco de que hay que protegerlo y de que no podemos permitir que se maltrate este arte. En mi caso, y en el de otros muchos artistas, siempre se ha llevado el flamenco en lo más alto y con la mayor dignidad porque creo que es una de las mejores músicas que hay en el mundo. Debemos protegerlo, pero también hay que dejar que vuele, porque es una arte muy vivo y porque tiene que seguir evolucionando con sabiduría, con tacto, con la referencias y con toda la esencia que tenemos de él.

Ahora que han protegido el flamenco, habrá que proteger también a sus artistas. ¿Hablamos de la ley de la ministra González-Sinde y de la piratería discográfica?

Todo lo que sea proteger los derechos de verdad de un autor o de una artista me parece fundamental, porque viven de eso, porque es su trabajo y porque hay que respetarlo y pagárselo. ¿Qué haríamos sin arte, sin poemas, sin música...? Es cierto que, quizás, haya que bajar los precios de un disco o de una obra, y en eso puedo estar de acuerdo, pero que no todo vaya a las espaldas de los creadores... Soy artista y hablo como perjudicada, pero que sigue viviendo del espectáculo. Hay otra gente que está pasando verdadera necesidad y considero que eso es una gran injusticia.

¿Puede que éste sea su mejor momento profesional?

No lo sé, en realidad; pero lo que sí puedo decir es que ahora sé lo que quiero hacer, cómo lo quiero hacer y tengo la suerte de que puedo hacerlo. Todo eso se lo debo a una trayectoria que he intentado que sea coherente. Es un privilegio que tengo, que a lo mejor otra gente no lo tiene, pero que me lo he ganado también es cierto.

Premios, halagos, aplausos... ¿cansada Carmen Linares un poco de todo ello?

Me da mucha vergüenza cuando me halagan, pero me gusta que reconozcan lo que hago, aunque me dé cierto apuro. Yo lo que prefiero, sin embargo, halagar a la gente que admiro dentro y fuera del flamenco.