Recordar los años ochenta ya no es nostalgia sino arqueología. Lo que ahora toca es reivindicar la última década del pasado siglo, aquellos años en los que las televisiones privadas asaltaron los salones de nuestras casas con presentadoras de infarto -Leticia Sabater, Sofía Mazagatos, Natalia Estrada, Beatriz Rico, Xuxa, Belén Rueda, Loreto Valverde...- y nuestro país se llenó de orgullo con la celebración de la Expo y las Olimpiadas. Fueron también nuestros últimos días pretecnológicos, en los que comenzábamos a tontear con internet y los primeros móviles.

El periodista malagueño Mike Medianoche ha investigado a fondo sobre cómo éramos y qué consumíamos en esta década, trabajo que ha plasmado en el libro No me toques los noventa (Roca Editorial), un volumen que hoy sale a la venta y que contiene miles de curiosidades sobre las estrellas televisivas, musicales y cinematográficas patrias de aquellos años.

«Los noventa tienen fama de horteros, pero no lo son más que otra década», apunta Medianoche, que se confiesa teleadicto, eurofán, mitómano y coleccionista sin remedio. Para el autor, que desde hace años capitanea la web sobre historia catódica Sufridores en casa (www.sufridoresencasa.com), una de las consecuencias de la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona, cuyas mascotas, Curro y Cobi, «tuvimos hasta en la sopa», fue la proliferación de estos personajes. «Todo tenía que tener su mascota, desde los bancos, con el cerdito del Libretón del BBV y el canguro del Central Hispano, hasta cualquier celebración -el Xacobeo tuvo a Pelegrín- e incluso las cadenas de cine, con Cinecito», recuerda.

La irrupción de Antena 3 y Telecinco trastocó igualmente la sociedad española, cuyo star system se vio de repente inundado de nuevos rostros: Isabel Gemio, José María Carrascal, Pepe Navarro, Ramón García y Jesús Vázquez, entre otros muchos, se convirtieron en los famosos de un país que asistía al mismo tiempo al nacimiento de los primeros programas de vídeos domésticos, los telemaratones y los espacios de crónica social, como Corazón, corazón, Qué me dices o Tómbola. Todos estos cambios generaron también sus propias leyendas urbanas, entre la que destaca la protagonizada por Ricky Martín y una señora con un perro muy cariñoso en Sorpresa, sorpresa -todavía hay quien jura haber sido testigo de aquella escena-.

El sexo entró fuerte en la pequeña pantalla con las Mama Chico, las Cacao Maravillao y las chicas Chin-Chin de ¡Ay qué calor! y sus pezoneras de frutas. En un tono más serio y divulgativo se emitió Hablemos de sexo, presentado por la doctora Elena Ochoa, quien -según cuenta el periodista malagueño- era incapaz de pronunciar en voz alta palabras como «pene» o «coito».

Junto a un destacado archivo fotográfico, No me toques los noventa también cuenta con entrevistas a distintos protagonistas del momento, como Ángel Garó, Mabel Lozano y el cantante de Camela, Dioni Martín. «El objetivo es descubrir cómo se vivieron aquellos años», cuenta Medianoche, que hoy se pregunta dónde estarán esas estrellas de los noventa que desaparecieron con el nuevo milenio: «Qué fue de Michelle, una chica que cantaba con Serafín Zubiri, o los presentadores Quique Supermix y Jordi LP».

Mike Medianoche también nos recuerda cómo recibimos la nueva generación de videoconsolas Game Boy, Megadrive o PlayStation; los nuevos juguetes tecnológicos, como el Tamagotchi, y la irrupción de un género musical, el bakalao, que se convirtió en toda una seña de identidad de los noventa. «Aunque el indie también es de esta década, con grupos como Undrop, Australian Blonde o Dover».

Aunque no hay un apartado dedicado a ellos, no son pocos los malagueños clave en los noventa. El más destacado fue Chiquito de la Calzada, convertido en todo un fenómeno social. Ángel Garó y su éxito en el Un, dos tres; María Barranco, que estuvo a punto de protagonizar una serie en la línea de Expediente X; la eurovisiva Anabel Conde y el salto de Antonio Banderas a Hollywood son otros de los episodios malagueños destacados de los maravillosos noventa.