Adiós al último poeta de Cántico, a una de las voces líricas más admiradas y sentidas de Andalucía y muy vinculada a Málaga: Pablo García Baena, Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1984, ha fallecido a los 94 años por causas naturales.

Hace menos de un año, García Baena presentó en la sede malagueña del Centro Andaluz de las Letras (institución que dirigió) una antología preparada por el poeta malagueño José Infante y editada por un sello también de la tierra, El Toro Celeste.

En realidad, Málaga, donde vivió más de 40 años, fue mucho más que el lugar de residencia del cordobés: el homenaje de varios jóvenes poetas de Málaga como Infante, Rafael Merlo, Rafael Pérez Estrada y Rafael Ballesteros, entre otros, le animó a salir del silencio poético en que se había instalado por la falta de reconocimiento de su obra (confesó que estuvo diez años sin escribir ni un verso; se dedicó plenamente a su tienda de antigüedades de Benalmádena, El Baúl) y la disolución del grupo Cántico.

Así lo recordó García Baena: "Pepe Infante me dice, tendrás que hacer un poema nuevo, porque llevas diez años sin escribir, y le contesté, bueno, lo intentaré, y lo hice para ese momento. Entonces volví a abrir un grifo, aunque nunca he sido un poeta manantial, más bien venero (risas), y ya empecé a hacer una vida más dedicada a la poesía, que viene y va. Después llegaron premios, homenajes".

"Málaga era una ciudad que me encantaba desde niño, yo tengo fotografías donde estoy con un amiguillo en los Baños del Carmen. Iba con mi madre y mi tía Rosario; ellas se bañaban en los Baños de Apolo, una larga galería con bambúes llena de puertas tras las que había bañeras con agua del mar. Yo me quedaba sentado en los bancos entre los macetones. Me gustaba de niño Málaga, porque pasaban los tranvías tocando la campanilla, tin-tin-tin, porque estaba el mar, porque la gente se subía a un monte para ver los toros, porque se iba en vacaciones...", recordó en una reciente entrevista con el 'Diario de Córdoba'.

"Málaga daba esa sensación de libertad que no veía en el resto del país. Era una ínsula, llena de extranjeros, que es el primer lugar que pisan en España tras la guerra. Las maravillosas suecas, que aunque suene a lago mítico había algo de verdad. Era como abrir un ventanal al mar y a la libertad del poder pasear por las playas en bañador, que estaba prohibido en muchas otras playas. Yo también me sentí como en biquini", definió para 'Cordópolis'.

El fallo del Premio Príncipe de Asturias de las Letras de 1984 resume a la perfección las principales características de la obra de Pablo García Baena, "su perseverancia en el cultivo de una actitud estética independiente" y "su influencia en las nuevas corrientes de la poesía española". No fue un poeta especialmente prolífico (él, a las claras, se consideraba "un poco vago") y sí muy coherente y de una forma y fondo muy identificables. Preguntado por si en su producción lírica todo estaba incluido en su primer poemario, 'Rumor oculto', dijo: "Mi mundo ha cambiado poco. He ido envejeciendo, pero hay cosas que no han cambiado nunca. Y una es Gabriel Miró, y otra es Juan Ramón y otra San Juan de la Cruz, y esos yo los conocía ya en aquel tiempo".

Pablo García Baena realizó los estudios primarios en el colegio Hermanos López Diéguez y posteriormente el bachillerato en el Colegio Francés, con los Maristas, y en el Colegio de la Asunción. Cursó estudios de Dibujo e Historia del Arte en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, donde comienza su relación con el pintor y escritor Ginés de Liébana. También entabla relación con el poeta Juan Bernier, quien le orienta y le descubre a Marcel Proust, Juan Ramón Jiménez y Luis Cernuda entre otros.

Su carrera literaria comienza con la publicación de poemas en la prensa local cordobesa, firmando bajo el seudónimo de Luis de Cárdenas o simplemente con una E mayúscula en periódicos como Caracola, El Español y en La Estafeta Literaria.

En el año 1946 publica su primer poemario, 'Rumor oculto', en la revista 'Fantasía'. Al año siguiente tras haberse presentado sin éxito junto a su amigo Ricardo Molina al Premio Adonais de poesía, deciden fundar la revista 'Cántico', contando con la colaboración de los también poetas Juan Bernier, Julio Aumente y Mario López y de los pintores Miguel del Moral y Ginés Liébana. Desde entonces conocidos como Grupo Cántico que ensalzaban la poesía barroca, exaltada y vitalista, su poesía influyó entre las generaciones más jóvenes sirviendo de puente entre los Novísimos y la Generación del 27. La revista que está en funcionamiento entre los años 1947 y 1957 se convierte en una de las más importantes de la Postguerra.

Entre 1958 y 1971 se produce un parón en su producción literaria que aprovecha para en 1964, junto con otros amigos, viajar por la Costa Azul francesa, la Riviera italiana, Milán, Florencia, Venecia, Roma, Nápoles, Capri, Atenas, Delfos, Athos, El Cairo y Alejandría, y algunos viajes ocasionales a Florida y Nueva York. Finalmente vuelve a escribir compaginándolo con su trabajo como anticuario en Benalmádena, donde reside entre 1965 y 2004 año en el que vuelve a fijar su residencia en su ciudad natal.

Entre los premios recibidos por Pablo García Baena están el Príncipe de Asturias en 1984, las Medallas de Oro de la Ciudad de Córdoba en 1984 y de la Provincia de Málaga en 2004, el Andalucía de las Letras en 1992 y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2008. En 1988 se le nombró Hijo Predilecto de Andalucía y este 2018 había sido designado Autor del Año por la Junta de Andalucía. Descanse en paz.