Finaliza la campaña. Con un eco machacón de literatura pueril y un análisis que intenta reducirlo todo a la confrontación evidente entre los políticos consagrados -o veteranos, que no es lo mismo- y las fuerzas advenedizas. Tras catorce días de guerra fría y aburrídisimos enfrentamientos en directo, los candidatos comen chocolatinas o pasean en chándal dejando a su paso la estela de una dicotomía cabezona que es más vieja que Parménides y Heráclito: la antinomia, veremos si estratégica o real, entre la permanencia y el cambio, con todos sus valores añadidos: IU y Podemos -esto es, Málaga Ahora- hablando de transformación, el PP de seguridad y estabilidad y el PSOE tristemente neutralizado por sí mismo en una zona roma e indolente, al igual que Ciudadanos, aunque por distintas razones. Con la diversión concentrada en Madrid, donde Esperanza Aguirre parece haber abierto la lata achacosa de la comedia, Málaga se ha convertido en un plató de tópicos e ideas desgrasadas de titular huero. La mayoría, dicho sea de paso, convenientemente aplaudidas por esa fusión entre tertulianos de Marca y madres de bolso afilado que constituye la máxima expresión en estos días de los gregarios de los partidos y del periodismo moderno. Si a Bendodo no le hubiera dado por la chapuza del IBI, y a Javier García Recio por contarla en este periódico, la campaña habría acabado hablando del amor y siendo aceptada como método infalible de inducción al letargo -casi se echan de menos los tiempos de intrepidez faraónica, cuando los puentes llegaban en los planos hasta Benalmádena y había hospitales de luminosas plantas con asiento de hipermercado-. La suerte del César está echada. Sin apenas dejarse merar por el espectro que recorre todo el país, aunque con un efecto innegable y a buen seguro saludable: la más que segura entrada en el Ayuntamiento de concejales que hace cuatro años ni siquiera pensaban remotamente en ocupar ningún escaño. Eso, y no tanto el Rómulo y Remo de la sopa loba, de los Moreno y las Susana también es democracia. Curiosos nuevos cuatro años.