La genética, una buena nutrición y la prevención de la salud, sumadas al baño y la estética que se le apliquen al animal de compañía, determinan la calidad y el aspecto de la piel y el pelo de nuestras mascotas.

En el pelaje puede reflejarse la salud interna de los perros y gatos, observando los cambios que se producen en el manto del animal. Así, a través del estado de éste, el veterinario puede percibir determinadas enfermedades.

Antes de proceder al baño es necesario cepillar bien al perro. En el caso de aquellos que sean de pelo largo, se deben utilizar cardas o cepillos para estirar el pelo y eliminar los nudos (ya que una vez mojados sería más difícil de conseguir). En animales de pelo corto es bueno realizarles un vaciado de pelo muerto, también antes del baño, con un cepillo-cuchilla, del tipo fulminator o similar, que eliminará el pelo que se cae con facilidad, limpiando el manto del animal, y evitará el desprendimiento excesivo a la hora del secado.

Nunca se deben utilizar jabones de uso en humanos porque el Ph de nuestra piel es diferente del de los animales y les perjudica. Ni mucho menos emplear, como se oye a veces el producto para fregar los platos. Ni uno no otro son buenos, ya que producen resequedad o irritación en la piel de nuestra mascota. Lo recomendable es la aplicación de champús y cremas destinadas a perros y gatos específicamente.

De hecho, al igual que las personas pueden comprar diferentes productos para el pelo, según como lo tengan, en la higiene y estética animal ocurre lo mismo, existen diferentes champús para cada tipo de pelaje: para pelo blanco, pelo negro, pelo largo, pelo corto, pieles delicadas, etc...

En el caso de algún tipo de alergia o problema de piel consultar al veterinario un champú específico para el problema porque los hay para pieles con dermatitis, pelajes más dañados por alguna enfermedad o afección que necesitan más vitaminas o enriquecimiento, etc€

Es importante que el champú siempre se debe aplicar masajeando al animal para que haga más efecto, además de para que el baño le resulte lo más agradable posible y no lo vea como una amenaza o le genere un trauma.

La temperatura del agua hay que tenerla muy en cuenta. Debe estar tibia, más bien caliente que fría, porque la temperatura corporal de los perros oscila entre 37 o 38 grados centígrados. El aclarado realizarlo con abundante agua para que no queden restos de jabón en el subpelo del animal y le provoque irritación y/o picores.

La frecuencia en los aseos depende de cada animal, su pelaje, el estilo de vida y el lugar donde resida. El término medio entre baño y baño suele ser entre 15 y 30 días.

Es imprescindible mantener la higiene y la estética del animal de compañía con la asiduidad correcta, porque esto contribuirá al cuidado global de su mascota y a la prevención de enfermedades.