"Lo hice por desesperación, porque antes que perder el lugar donde vivo con mis dos hijas pequeñas y no tener nada pues prefiero arriesgarme". Así de franca, simple y directa es la razón que esgrime la granadina Ana (nombre ficticio) para publicar en internet un anuncio en el que ofrece uno de sus riñones a cambio de una compensación económica. Pero ella no es la única: Antonio, también vecino de la provincia, vende otro órgano renal. Eso sí, puntualiza que se trata de un riñón sano y deja su teléfono móvil para cualquier interesado. Aunque el tráfico de órganos era, hasta ahora, algo asociado a los países en vías de desarrollo, la crisis económica global está llevando a los ciudadanos de países ricos, como Ana o Antonio, a vender partes de su cuerpo para, dicen, subsistir.

"Pasé un tiempo en el que estaba un poquillo desesperada y me comían las deudas. Mi marido llevaba meses sin trabajar y teníamos que alimentar a mis hijas de 4 meses y 2 años bajo la amenaza del banco de embargarnos el piso", aclara sin titubeos la joven de 23 años con la que contactó La Opinión de Granada.

Ante esta situación, Ana no dudó en acudir a la Red para hipotecar su salud por su casa. "Ofrezco riñón a cambio de que me paguen mi hipoteca", reza el anuncio. "No quise poner ´Vendo´ porque mi idea era que yo lo donaba para que el receptor me ayudara un poquito con las mensualidades, ni siquiera que me lo pagaran íntegramente", puntualiza la granadina. "Hay gente de mucho dinero a la que le hace falta un riñón y acuden a mafias internacionales, así que, ¿por qué no que una persona se lo done y ellos les ayudan, como gratificación a pagar la hipoteca?", plantea.

Ni las posibles sanciones, ni el menoscabo de su cuerpo, ni el temor a caer en las redes de tráfico de órgano disuadieron a la madre. "Sé que en España es ilegal vender cualquier parte del cuerpo y, realmente, me imponía mucho, me daba miedo, pero en un momento de angustia recurrí a esto". No obstante, la joven admite que desconocía cómo o dónde llevar a cabo del trasplante renal. "Es un asunto muy delicado", reconoce.

Por suerte, Ana no recibió ninguna solicitud a su anuncio desde que lo subió a internet hace un año y ya ha conseguido salir del pozo en el que se veía inmersa. Ahora mismo estoy algo mejor económicamente, mi pareja ha conseguido trabajo hace tres meses y nos vamos apañando", afirma aliviada, aunque no descarta ser ahora ella la que ayude a otros necesitados: "Mientras él esté trabajando no lo venderé, aunque he pensado que si me llamara alguien que lo necesitara realmente, lo mismo lo haría sin dinero de por medio. Si me hablan de que me puede pasar en el futuro, prefiero no pensar en eso", añade la joven con voz serena.

Mientras tanto, Ana se conforma con que su caso encienda la esperanza en otros muchos ciudadanos: "Ahora mismo, doy gracias de estar bien económicamente, pero ojalá mi ejemplo sirva de consuelo a otras personas que lo quieran hacer, para que vean que también a ellos se les puede abrir una puerta y se pueden recuperar", asegura la granadina, quien confiesa que internet se ha convertido en un auténtico "supermercado de los órganos".