A mediados del año pasado, diversas revistas, periódicos y agencias de información recordaron que ´solo´ no debe acentuarse siempre que sea un adverbio, sino cuando el contexto no sea determinante, definitorio ("Estará de vacaciones solo una semana" o "Estará de vacaciones sólo una semana"). La norma existía desde 1999 pero hasta entonces no se había aplicado, y podría ser una pica en Flandes, una de las características que podrían definir al español del futuro, un idioma en el que las tildes quizás queden obsoletas.

La probable muerte de los acentos gráficos –al término de este año, la RAE tiene previsto abolir la tilde de diversas palabras como del adverbio ´sólo´ y de los pronombres ´éste´ y ´aquél´– tendrá una causa que será el ´leit motiv´ del idioma que vendrá: la influencia de la tecnología. ¿Y es que alguien escribe sms con tildes? "Para sobrevivir, una lengua debe ser usada por un gran número de personas, tener un idioma unitario y estar actualizada con la tecnología", declaró recientemente Víctor García de la Concha, máximo responsable de la Real Academia de la Lengua y que estos días ultima el lanzamiento de la Nueva Gramática del Español, la norma que regirá los destinos a medio y largo plazo de nuestro idioma.

El objetivo, clarísimo: hacer un idioma más moderno y atractivo, simple y dinámico, y, claro, globalizado. De hecho, especial sensibilidad se ha tenido con nuestros ´hermanos idiomáticos´ de Latinoamérica para confeccionar la flamante gramática que reemplazará a la establecida hace ya 78 años; en este sentido, según García de la Concha, las diferencias entre el español usado en diversos países "se están neutralizando bastante".

Y, por supuesto, mal que les pese a muchos, los préstamos de términos en inglés serán mucho más frecuentes: por ejemplo, la Real Academia está pensando seriamente admitir en próximas fechas las españolizaciones de ´marketing´, ´parking´ y ´sex appeal´ en el Diccionario de la Lengua, como ya ocurrió con ´sponsor´ –´espónsor´– y ´CD-Rom´ –cederrón´– o, sin ir más lejos, ´internet´. Los ámbitos y campos semánticos tecnológicos, económicos y científicos se verán más afectados por ello, mientras que las áreas de humanidades probablemente se resistan cual Astérix ibérico.

Vaticinan los expertos que el futuro se apoyará también en la economización del lenguaje –mínimo esfuerzo para máximos resultados– y, por tanto, en el uso de una menor cantidad de palabras diferentes para comunicarnos. Y eso que, según los estudios de la RAE, actualmente usamos un promedio de 300 palabras distintas en nuestras conversaciones, mientras nuestro idioma cuenta con un léxico de 283 mil términos –el porcentaje es del 0,10%–. Pero, como casi siempre en la vida y en su evolución, todo es cuestión de prioridades: ampliaremos notablemente el vocabulario en campos pujantes como el medio ambiente y la tecnología, hasta hace poco residuales en nuestra existencia y, por tanto, en su espejo idiomático. Son algunos apuntes del español del futuro, el que parece que olvidará, por su propia supervivencia, el esplendoroso y complejo barroquismo que le caracterizó.

La cita más esperada, el 10 de diciembre

Los dos primeros volúmenes de la Nueva Gramática de la Lengua Española -dedicados a la Morfología y a la Sintaxis- se presentarán en un acto presidido por los Reyes y al que asistirán los directores y presidentes de todas las Academias de la Lengua Española. El tercero, el de la fonética, se publicará en 2010.

El castellano, un idioma de moda

El escritor y ex director del Instituto Cervantes en Londres, Juan Pedro Aparicio, defiende que el "español está de moda" y que "está más valorado fuera que por nosotros". Así, se refiere al Reino Unido, donde el español ha desbancado al alemán y está haciéndolo con el francés en lugares donde esta lengua no es la enseñanza reglada.