Escuchar como la mejor arma para comprender, suplantar el yo del prójimo momentáneamente para entender y usar la prevención como llave para erradicar determinadas conductas. "Porque estamos convencidos de que en la lucha contra la violencia de género uno de los pilares básicos es la prevención, capaz de evitar comportamientos agresivos", explica la delegada para la Igualdad y Bienestar Social en Málaga de la Junta, Amparo Bilbao.

Con esta intención y con la idea siempre de proteger a las mujeres víctimas de violencia atacando el problema desde el origen la administración regional puso en marcha en 2008 un programa de terapia para maltratadores. El controvertido plan ya está lanzando sus pequeños tallos verdes. También se busca lógicamente ayudar a estos hombres, que de entrada han sido capaces de armarse del valor suficiente para admitir que tienen un problema y que quieren erradicarlo desde la raíz, que están en un error, que la violencia no es el camino, ni el insulto, ni la agresión física... que no se habían parado a pensar, y que, de repente, se han mirado al espejo y se han preguntado: "¿Soy un maltratador?", sin reconocerse algunos en su propia imagen y sin saber cómo han llegado a este extremo otros.

Los sentimientos son encontrados, ambiguos y complejos. ¿Merecen esta atención y esta comprensión de la sociedad? Sin duda, a juicio de los responsables de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (Ahige) que imparte este programa. Con que uno solo logre rehacer su vida y eliminar su problema ya no sólo él sino toda la sociedad habrá ganado y todo esfuerzo se habrá visto recompensado.

En este primer año de funcionamiento –con la Junta, ya que anteriormente ya estaba en marcha– han pasado por este programa de terapia 21 maltratadores y han solicitado información 75 personas. El objetivo primero y urgente es que cese cualquier tipo de violencia, explican el presidente de Ahige, Hugo Gensini, y el trabajador social y terapeuta, Rafa Soto.

"Para que lleguen es cierto que tienen que llegar a una situación crítica o a nivel judicial o al familia", inciden. No es sencillo reconocer que se tiene este problema y los roles asumidos socialmente flaco favor le hacen a la mujer. Por eso hay que seguir trabajando para eliminarlos, defienden desde Ahige.

Terapia a un maltratador. A pesar de dar este importante paso la toma de conciencia llega a los pocos meses de entrar a formar parte de este programa. El hombre históricamente ante situaciones de crisis no pide ayuda, no llora y se le "exige" que controle sus emociones. Estas son las primeras barreras que desde Aighe intentan romper.

Se trata de trabajar con todos los elementos existentes que han derivado en violencia o que han tenido como resultado este comportamiento violento. "Así, trabajamos con la autoestima del hombre, con las habilidades sociales, les enseñamos a que tengan autonomía, superen sus limitaciones, aprendan a comunicarse con su pareja, a que practiquen la empatía... La educación emocional es vital. También les hacemos ver las ventajas de la igualdad como el tener autonomía frente a la dominación o el poder", relata Rafa Soto.

El ´Programa de Atención Social y Psicológica para Hombres que ejercen la Violencia de Género´ se enfoca principalmente a los hombres que no han practicado evidentemente una violencia extrema. Es decir, según los datos facilitados desde Ahige se establece que sólo el 2% de los hombres tiene una relación con la mujer de forma igualitaria. Así, el 10% de los hombres sí ejerce violencia; el 2,5% física y el 7,5% psicológica. "Entre ese 2% y ese 10% existe un 88% que muchas veces está cerca del riesgo. La violencia de género para nosotros es la máxima expresión de la desigualdad", dice Soto.

Además, la violencia físicamente también conlleva importantes secuelas para el hombre como enfermedades coronarias, o una paternidad ausente. "Fundamentalmente se trata de darles las claves para que posteriormente ellos las sigan aplicando, aunque aquí pueden volver siempre que lo necesiten", declara a este periódico. Los representantes de Ahige consideran además que hay momentos clave en los que es vital y determinante que estos hombres cuenten con apoyo como es la ruptura, que es donde más episodios de violencia se producen.

Por su parte, la delegada para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía remarca que se trata de un trabajo a medio plazo. "Es más fácil que sean ellos los que asuman el respeto a la mujer. Desde Ahige nos transmiten que esa reducción de la violencia se está consiguiendo", declara. Y es que todo esfuerzo está justificado si al fin cesa la violencia.