El gremio de la hostelería está convencido de que el endurecimiento de la ley del Tabaco, que promoverá la prohibición de fumar en la totalidad de los espacios públicos, comportará graves pérdidas para el sector. Según indicó ayer Rafael Prado, presidente de la Asociación de Empresarios Hosteleros de Málaga (Aehma), la medida conllevará una reducción del 30 por ciento en las ventas de los establecimientos de la provincia, descenso al que se suman los gastos de las reformas puestas en marcha para adecuarse a las primeras exigencias de la norma.

El representante del colectivo mostró su enfado con la administración, que actúa, en su opinión, "sin ningún respeto al empresariado" y señaló su intención de secundar las iniciativas de repulsa que apruebe la federación estatal de hosteleros, que estudia, en la actualidad, la posibilidad de emprender acciones legales contra la ampliación legislativa.

Prado indicó que la nueva disposición neutraliza los esfuerzos llevados a cabo para cumplir con la ley de 2006, que obligó a numerosos restauradores a practicar reformas para habilitar una zona para fumadores y otra libre de humos en sus establecimientos. Una inversión a la que se añadieron otras iniciativas como el imperativo de instalar un control remoto para las máquinas de tabaco, también con coste para el empresario. "El que menos se ha gastado 12.000 euros para adecuar su negocio y ahora eso no sirve", señala.

Los hosteleros de Málaga, al igual que la mayor parte del sector en el resto del país, abogan por mantener la norma sin nuevas modificaciones, puesto que, en su opinión, se trata de una de las mejores soluciones al problema, una vez cumplimentadas las obras. Prado manifestó su hartazgo por lo que considera una agresión estatal: "Se han empeñado en convertirnos en sanitarios y no lo somos", reseñó.

El presidente de Aehma arguyó la libertad de la clientela y la frontera física levantada para separar ambos ambientes, que, insistió, garantiza la eficacia de la norma y protege el derecho de los no fumadores. "Los bares y restaurantes siempre han sido una prolongación de la casa y sitios en los que los clientes podían comportarse con mayor libertad que en el trabajo", puntualizó el hostelero.

El recrudecimiento de la normativa, que podría entrar en vigor el próximo 1 de enero, supone, según Prado, un nuevo escollo para los empresarios, que atraviesan un periodo difícil como consecuencia de la crisis. "Espero que por una vez este Gobierno nos dé una alegría y contribuya a la mejora de la hostelería. Hasta ahora sólo ha habido agravios de la SGAE y exigencias tan kafkianas como ésta", razonó.

El portavoz gremial incidió en la naturaleza de la ley, que, a su juicio, compele a los hosteleros a comportarse como una suerte de gendarmes de la salud, cosa que, apuntó, sobrepasa sus competencias. "Lo ideal sería que nadie fumara, pero nosotros no podemos ejercer de policía", puntualizó.

La reforma de la normativa que regula el consumo de tabaco en lugares públicos será especialmente gravosa para los locales que apostaron por permitir el hábito en áreas específicamente habilitadas, lo que les supuso un sobreesfuerzo económico en la adaptación de los locales. En Málaga, la mayoría de los bares optaron por transigir con el consumo, lo que puede dar buena cuenta de la oposición a los cambios.