A la voz de Aaron Lordson le basta con cinco minutos. No necesita perseverar para ganarle la partida a los acordeones, al desinterés, a la urgencia. Hasta hace pocas horas era un desconocido en Málaga. Al mediodía, se instaló en la plaza de la Constitución acompañado de su guitarra y un amplificador. Comenzó a cantar y formó una cola que remedaba las mejores taquillas. Vendió discos, le hicieron fotos, firmó autógrafos, despertó la curiosidad, incluso, de la policía, pacífica y silente, como el resto del público. Los caminantes querían saber. ¿Quién es este tío?, se preguntaban. Algunos, incluso, hablaban de un número de cámara oculta.

Lordson no es, por el momento, una celebridad. Ha tocado con el saxofonista de Joe Cocker, tiene fecha para actuar en la televisión alemana, pero sigue a lo suyo. Es una estrella independiente, pero no de las que llevan flequillo y rompen la guitarra en gesto de consensuada rebeldía. Ha recorrido numerosos países. Vive en Mallorca, pero se ha enamorado de Marbella y Málaga. Es un músico, pero también un héroe. Desde hace siete años, mantiene una fundación, que ha servido para sufragarle los estudios de medicina a dos jóvenes de Togo, su país natal. Su último proyecto es la construcción de una casa para niños sin recursos. ¿La financiación? Únicamente su guitarra, sus discos. "Quiero ayudar a jóvenes con talento, porque hay muchos que no pueden desarrollarse por falta de ayuda", explica.

La inspiración de su proyecto solidario la extrae de su propia vida. Lordson siempre quiso desempeñarse como músico profesional, pero no estaba dispuesto a esperar un golpe de suerte. Empezó con la trompeta, influido por el vigor casi atonal de Armstrong. "Me hice daño en el labio y me pasé a la guitarra", relata. Con el dinero de sus primeras maquetas se financió un estudio. Cuenta, además, con su propio sello discográfico. Los discos se venden a un ritmo infalible. Tanto como para labrar un futuro, sin mediación ni apoyo, a promesas del arte y de las ciencias de África.

De la calle, Aaron valora el contacto directo y espontáneo con el público. Más de una vez ha provocado las lágrimas de un transeúnte, le han dedicado frases, señala, con "mucho soul", se ha convertido en el salvador de una mañana torpe, de un día conformista y aburrido. Su música entrevera el blues, el soul, el jazz. "He tocado en muchos bares, pero no me gusta por el humo del tabaco", confiesa. Su independencia tiene encanto, aunque no es cuestión de militancia. "¿Con una discográfica? Eso me permitiría llegar más rápido al público, claro", señala. Músico, héroe y, además, ginecólogo. El ciclón Lordson se detuvo ayer en Málaga.