El disidente cubano Omar Ruiz, que llegó a Málaga el pasado día 20 de julio junto con su compañero Luis Milán unos cinco días después de que lo hiciera el tercer refugiado político en la provincia, Pablo Pacheco, aseguró ayer a este diario que no está «contento» con el alojamiento. Desde su llegada a la capital, vive junto a su mujer y su hijo en una de las habitaciones cedidas por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (Cear) en Málaga, sito en calle Ollerías.

«La situación aquí no es la mejor. Tenemos un refrigerador para todos, que hay que compartir y nos han robado comida», denunció. Referente a la alimentación que reciben en el comedor, también indicó que «no es la más adecuada». En el Cear les proporcionan desayunos, comidas, meriendas y cenas dentro del régimen de alojamiento. Además, les hacen prestaciones económicas correspondientes a unos 80 euros por matrimonio, a los que hay que sumar unos 18 euros por cada hijo que tenga la pareja.

«Realmente no estamos muy contentos con el lugar en el que nos tienen alojados y vemos la diferencia con otros compañeros, que están en mejor situación y que a sus familias ya les han dado un piso, cuando a nosotros nos han dicho que tenemos que estar en este lugar un mínimo de cuatro meses para poder optar a un piso», explicó este disidente, que aún espera que se regularice su situación.

Omar, de 62 años, denunció además que su hijo no tiene ropa, lo que aún le preocupa más porque pretenden escolarizarlo. Según indicó, ya le ha comunicado a la dirección del centro y a las asistentas sociales los «problemas» que están viviendo, pero «no se pone solución». Por este motivo, hoy está previsto que se reúnan con el concejal de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Málaga, Julio Andrade, para «intentar que la situación se arregle». De lo contrario, la familia tiene pensado volver a Madrid.

«Tenemos el mismo tratamiento que otros inmigrantes que vienen aquí por otros motivos diferentes al resto y no es nuestro caso, porque nosotros estamos aquí por ser presos políticos y vinimos con una promesa de ayuda», aseguró la esposa de Omar. Entre tanto, ella espera a que el Gobierno le homologue el título «tal y como prometieron», y él, sin trabajo, espera la ocasión para inscribirse en alguno de los cursos gratuitos de la oficina del INEM.

El matrimonio ha mostrado su intención de viajar a EEUU, donde se encuentra la familia de ella, para poder retomar allí su vida.