Las obras del Metro de Málaga están sirviendo para cambiar a marchas forzadas esa foto inamovible de una Málaga romana y musulmana que apenas se circunscribe a los alrededores del Teatro Romano y las murallas de la medina, respectivamente, con el añadido, en el caso árabe, de algún barrio de extramuros. Como señaló hace unos días el director de Metro Málaga, Enrique Linde, a este diario, «barrios de Málaga muy recientes que se suponía que no tenían historia, están descubriendo algo muy importante, que tienen un pasado detrás».

Pero además, el responsable del Metro de Málaga, incidió en la utilidad de las obras para descubrir y hacer compatibles los hallazgos arqueológicos con las obras: «El Metro de Málaga va a descubrir mucho» y señaló además que servirá de ejemplo de que «se es capaz de recuperar historia a la vez que se hace una infraestructura».

En este sentido, se refirió a que la construcción del Metro desvelará desde una almunia árabe a una necrópolis romana, algo que puede «parecer antitético en una obra como un túnel». Para aclarar estos hallazgos, una almunia era una especie de granja o casa de campo y se han encontrado restos de esta infraestructura por la calle Poeta Muñoz Rojas, muy cerca del nuevo puente de Juan Pablo II, en la Carretera de Cádiz.

También en el oeste de la ciudad se han localizado restos de una necrópolis romana con 14 tumbas del periodo alto imperial, en concreto en el barrio de Santa Marta, junto a la calle de La Unión. La necrópolis se encontraba en una importante vía romana que conducía a Malaca.

Por todas estas buenas noticias, que dotan de un longevo pasado a una parte de la ciudad que parecía haber surgido a partir de los años 60, Salvo resaltó el «respeto a los hallazgos arqueológicos» y la buena coordinación que existe entre las constructoras y los arqueólogos.

Enrique Salvo quiere así despejar las dudas razonables de muchos malagueños, que vieron cómo a comienzos de los años 90, cuando se ejecutaron las obras del aparcamiento de plaza de la Marina, se optó por la profusa destrucción de restos arqueológicos (en la actualidad, un tramo de muralla enana, recuerdo del histórico Castillo de los Genoveses, es el vestigio más sólido que sobrevive a la tropelía). Para el responsable del Metro, es lógico por tanto que los malagueños «tengan todavía marcado a sangre que aquello supuso una destrucción enorme», motivo por el que «ven aparecer restos arqueológicos y la ciudad se echa a temblar».

Salvo considera que los días que se dedican a la arqueología «no hay que entenderlos como un retraso, sino como una inversión», y añadió que conforme la obra se aproxime al Centro habrá «novedades» cuya existencia ya intuyen, en la zona de Callejones del Perchel, o la mencionada muralla de la plaza de la Marina. En ambos casos, los restos quedarán incluidos dentro de las estaciones para que éstas se conviertan en «un punto de referencia de la historia de Málaga». Preguntado por el riesgo de retraso que supone el hallazgo de restos arqueológicos, el director del Metro afirmó que él «no hablaría de riesgo», sino de que se puede «alterar» la agenda de trabajo, porque «la idea es no parar», y para ello se buscan soluciones.

En cuanto a los próximos pasos, Salvo citó la llegada en marzo de las primeras unidades de tren, y la puesta en marcha a finales de 2011 del tramo que va desde el Palacio de los Deportes hasta La Isla, y del tramo de la línea 1 que atraviesa el campus de Teatinos.