Las noticias sobre el presunto maltrato animal y los supuestos métodos irregulares de exterminio en la Asociación para la Defensa y Protección de los Animales Parque Animal de Torremolinos denunciados por el Seprona corrieron como la pólvora a finales de la semana pasada. Llegaron a Ana María Estrada, vecina de Málaga de 39 años, y se le encogió el corazón por un mal presentimiento.

El pasado lunes, esta mujer se presentó en la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga, donde asegura que los agentes le tomaron declaración como posible afectada. Allí contó que el 17 de agosto del año pasado acudió a la protectora de Torremolinos con la intención de que sus responsables le buscaran un nuevo dueño a Betty, una perrita mestiza de ocho meses que su marido compró en una tienda de La Línea, en Cádiz.

Ella puso sus condiciones. «La perra estaba muy bien con nosotros. En casa tenemos un patio techado de 15 metros cuadrados, pero a medida que Betty iba creciendo pensamos que era insuficiente», explica Estrada. La mujer señala que la genética de caza de la perra, «muy noble y cariñosa», les sugería una casa grande, a ser posible en el campo, para que el animal pudiera desfogarse a gusto. «Me dijeron que no me preocupara y me cobraron 60 euros. Varios días después, volví para preguntar por Betty y me dijeron que ya le habían encontrado un nuevo hogar», asegura.

La entrega no fue fácil para Ana María, su marido y para el hijo de 10 años de ambos, pero durante unos meses pensaron que hicieron lo correcto. Hasta el pasado sábado, cuando leyeron que la protectora en la que entregaron a Betty podría haber sacrificado 2.230 animales entre 2009 y lo que va de año, según los datos del Seprona.

Tras ofrecer su testimonio y entregar un recibo que acreditaba la cesión del animal para la adopción, Ana María asegura que los agentes del Seprona hicieron las correspondientes gestiones para seguir los pasos de Betty desde el día en que la entregaron a la protectora de Torremolinos. Por los datos del chip del animal y la documentación entregada por Estrada, el rastro oficial de Betty se pierde el 17 de agosto de 2009. «El mismo día que la dejé para que le buscaran un nuevo dueño», concluyó indignada. Presuntamente, el animal fue sacrificado.