Con menos transferencias del Estado, sin el apoyo de los planes de inversiones estatales y de la Junta (Feil y Proteja) y sin posibilidad de pedir créditos por el obligado cumplimiento de un plan para reducir la deuda. El Ayuntamiento de Málaga se ha quedado prácticamente sin recursos para mantener el ritmo inversor, aunque se ha encontrado con la tabla de salvación que supone la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que se aprobó poco antes de la presentación ayer de las cuentas municipales para 2011. El desbloqueo de este plan abre la puerta a cobrar convenios urbanísticos que alimenten las hambrientas arcas municipales.

Está claro que se acabaron los presupuestos con grandes alegrías y expansivos. Prima el recorte de las inversiones y la contención en el gasto. Eso sí, vuelve a ser clave la congelación de los impuestos municipales.

INGRESOSMenos financiación

El Ayuntamiento de Málaga ha dejado de percibir 120,3 millones de euros que iban destinados a inversiones en la ciudad. Es lo que corresponde por los anulados planes estatales y de la Junta para obras locales (74 millones en 2010) y la caída de las transferencias del Estado (46 millones de euros). El peor golpe ha sido, no obstante, la prohibición de pedir créditos para financiar obras o el gasto corriente.

El alto endeudamiento municipal, que supera el límite impuesto por el Gobierno en el 75% de los ingresos, les cierra este grifo. El Ayuntamiento insiste en que tiene solvencia suficiente y los pagos asegurados, pero este límite se aplica a todo el Estado y no ha habido posibilidad de dar marcha atrás.

FINANCIACIÓNConvenios urbanísticos

Los ayuntamientos necesitan de un plan de financiación más adecuado a su actividad. La excesiva dependencia en los años del boom urbanístico de la construcción está en la base de muchos desmanes. La falta de otras fuentes de ingresos suficientes los lanza a estos brazos.

El Ayuntamiento de Málaga tiene que volver a recurrir a esta vía, aprovechando la aprobación del PGOU para conseguir financiación suficiente para los nuevos proyectos, que son pocos, pero menos es el dinero disponible. Actuaciones como el bulevar sobre las vías del AVE, el nuevo puente sobre el Guadalhorce, la ampliación de la calle Miguel Indurain, el soterramiento de Cánovas, la rehabilitación del Centro o la mejora de la subestación de Los Ramos están vinculadas al cobro de este dinero. El Ayuntamiento se la juega, en gran parte, a que las constructoras estén en condiciones de abonar este dinero en 2011.

INCÓGNITAEl nudo gordiano de 2012

Si el Consistorio cumple con todas sus previsiones de cobro de convenios urbanísticos para este año, con 151 millones de euros, queda en el aire conocer qué podrá plantear en 2012, ya pasadas las elecciones municipales. Las opciones, una vez exprimidos los convenios urbanísticos, son cada vez menores. Salvo que el Gobierno levante la limitación al endeudamiento, algo que se antoja improbable por ahora, salvo que el PSOE sufra un fuerte varapalo en las elecciones locales y haya algún cambio estratégico.

El año 2012 se plantea como fundamental para conocer qué da de sí realmente el Ayuntamiento de Málaga y qué perspectivas a medio plazo de pueden plantear.

PROYECTOSLos justos para cumplir

El Consistorio ha planteado una lista de inversiones muy corta, pero suficiente para cumplir con los compromisos adquiridos: Auditorio, plaza de la Merced (que está a punto de adjudicarse), bulevar sobre las vías, el soterramiento de Cánovas del Castillo y la reurbanización del entorno de Atarazanas. Estas son las grandes novedades del presupuesto, aunque ninguna fuera de lo esperado. Gran parte de la inversión se destinará a terminar lo que está en marcha, como Tabacalera o el Museo Thyssen, o para obras de conservación y arreglo de los barrios.

IMPUESTOSSin moverse

Ni actualización, ni leve subida, ni compensar el IPC. Por segundo año, el Ayuntamiento apuesta por no mover los impuestos y tasas municipales, salvo la EMT. Esto supone que se haya dejado de aplicar una subida acumulada del 2,6% entre los años 2010 y 2011 por no repercutir el incremento del IPC desde finales de 2009. Además, ha renunciado a aplicar la actualización en el IBI que le corresponde, lo que ha permitido un pequeño respiro a los malagueños en lo más duro de la crisis económica y con el paro desbocado.