Todas las noches se repetía la misma llamada. Al otro lado del aparato, una anciana debilitada por los años y la soledad siempre decía lo mismo: «Llamo para saber que estáis ahí y así me puedo acostar tranquila». Esta anécdota resume con cierta precisión el espíritu de una organización no gubernamental como El Teléfono de la Esperanza, que estos días anda celebrando su cuadragésimo aniversario. Juan Sánchez, presidente de esta plataforma en Málaga y vicepresidente de la internacional, celebra la serenidad de la madurez haciendo un detallado y desdramatizado análisis de la realidad, la dura realidad, a la que ahora se despierta, de golpe, todo el país: «El problema más acuciante es el paro y, después, la soledad».

El Teléfono de la Esperanza no sólo ayuda a quien está a punto de tirar la toalla, sino a todo el que se acerca a oler su esencia, a saber de qué va esto. El enfoque es triple: por un lado, se reciben llamadas de aquellos que están al borde del colapso, a quienes han dejado de tener esperanza y ya sólo se dejan llevar por la corriente. A éstos, si es necesario, se les deriva a entrevistas presenciales con psicólogos, psiquiatras, abogados o trabajadores sociales. En este área son atendidos desde personas solas al borde del estallido emocional hasta quienes han sufrido la pérdida de un familiar o los que arrastran enfermedades psiquiátricas.

La segunda pata del banco se centra en el desarrollo personal, de tal forma que se dan una serie de talleres de conocimiento individual a aquellos que buscan respuestas, o tratan de librarse de la ansiedad avanzando en el camino que supone quererse a uno mismo para dar más a los demás. «Tenemos grupos de desarrollo personal de 20 o 25 personas y de crecimiento, de en torno a 70; talleres para educadores, para aprender a comunicarse o un módulo que hemos denominado Entre amigos para que personas solas se conozcan sin más finalidad que encontrarse y hablar», dice Sánchez.

Incluso, se refuerza la actitud que tienen ante la vida los desempleados o quienes acuden a los talleres de desarrollo personal. «Buscamos que no caigan en el desánimo, que sepan reaccionar ante los conflictos, y que vean la crisis como una oportunidad para mejorar su currículos o las relaciones con su familia», indicó.

Aceptación de la identidad

«Esta es una sociedad muy carente de valores, y hay una gran necesidad de buscarlos, por eso tiene un gran éxito el esoterismo. Se busca justificar la parte no ética de la persona», señala. Por eso, ese área multidisciplinar que conforman el yoga, la meditación, el focusing, etcétera... es atendida por El Teléfono de la Esperanza desde la perspectiva del autoconcepto y de la aceptación de la identidad. «Tratamos de contestar a la pregunta: ¿por qué yo soy así?». Muchas personas que sufrían de graves trastornos de ansiedad los han superado gracias a estos talleres.

La tercera gran área de actividad de El Teléfono de la Esperanza es la formación del voluntariado: para coger el teléfono, para ponerse al otro lado del aparato, hay que hacer módulos que rozan el año y medio. «La gente quiere sentirse escuchada y nosotros hacemos precisamente que los orientadores practiquen una escucha activa», señala. Por eso la formación ha de ser constante.

La implicación es tal que El Teléfono de la Esperanza no tiene más de un 5% de personal contratado y posee en torno a 180 voluntarios y un número idéntico de socios. Los profesionales a los que se derivan los casos, asimismo, son voluntarios.

«Es importante recalcar que nos subvencionamos de los eventos que organizamos y de ayudas de instituciones públicas y privadas, para no depender de subvenciones», apunta Sánchez, quien recuerda que la organización no tiene ningún tinte político ni religioso. Sólo el año pasado recibieron más de 6.000 llamadas.

Sin embargo, son las historias personales las que llenan de gasolina el depósito de estos voluntarios: «Hay gente que supera su duelo, que rehace su vida y que te dice que el entrar en contacto con esta organización les ha cambiado su existencia. Personas con ideas suicidas que no veían solución a su vida y han visto la luz tras pasar por aquí», subraya.

Ahora, están trabajando en una plataforma digital para que la idea de El Teléfono de la Esperanza evolucione y se modernice, prestando atención a través de llamadas o videoconferencias; y se está cerrando un nuevo módulo que trata de ayudar a las personas con ideas suicidas, «una pandemia en el siglo XXI, siendo ya una causa de muerte más habitual que los accidentes de tráfico».

Contacto

La sede del teléfono está en el número 3 de la calle Hurtado de Mendoza y pueden ponerse en contacto con él llamando al 952-261500 (crisis) o al 952-652651 (administración). También pueden entrar en su página web.