A las nueve de la mañana, a media tarde, e, incluso, después del horario cristiano y sindicalista. Eugenio Pérez busca en estos días algún encantamiento para volverse ubicuo; su teléfono suena a todas horas y contesta gentilmente, una y otra vez, aclarando el por qué de la batalla de su sindicato, Satse, contra el ajuste de la Junta. Su organización hace gala de independencia y él no lo desmiente, enfermero y licenciado en Derecho, Pérez aprieta a todas las administraciones. «No permitiremos que se especule con la salud», dice.

Su sindicato pronostica un verano caliente en el sector sanitario. La consejera de Salud, sin embargo, asegura que no va a haber problemas asistenciales...

Cierto, la consejera-María Jesús Montero-nos llamó, incluso, alarmistas. Desgraciadamente no lleva razón. En otros años, en estas fechas, ya estaban hechas las programaciones de sustituciones de todos los centros; obviamente hay profesionales que no se reemplazaban, pero en el caso de los enfermeros se hacían cientos de contratos. En concreto, en Málaga, se llegaron a contratar a miles de enfermeros que estaban todo el año esperando para trabajar estos tres meses; entendemos que este verano no se harán ni el 20% de las sustituciones del pasado año. En los centros de salud ya sabemos que no va a haber incorporaciones; muchos ambulatorios van a cerrar por la tarde y la actividad matutina se restringirá prácticamente a las urgencias. Se va a notar en los programas de prevención, en el seguimiento a enfermos crónicos, en las visitas domiciliarias. Los propios compañeros están obligados a sustituir a los que se van de vacaciones. Es, sin duda, un atraso.

Tampoco dibujan un panorama más amable para los hospitales...

Es difícil hacerlo; como venimos denunciando, los hospitales van a cerrar plantas y a utilizar ese personal para cubrir el trabajo del resto. Insisto en la gravedad de la situación; si bien es cierto que en verano hay menos patologías, especialmente respiratorias, una cosa está clara: las enfermedades no se van van de vacaciones. Y menos, en una provincia como Málaga, con un déficit estructural de camas y con una población flotante que se duplica en verano.

No es la primera vez que sus protestas arrecian con los calores. ¿Se animan con el verano?

No es lo mismo. En otros años se han hecho ajustes; se cerraban plantas y los gestores decían que estaban en reserva, pero esta vez estamos hablando de la clausura de todos los quirófanos programados y de las consultas, lo que resulta, de paso, una estrategia para que las listas de espera no se disparen. Si el especialista no te ve no puede mandar pruebas ni programar operaciones. Lo que ocurre es que se produce algo más grave, el deterioro de la calidad de la sanidad, porque además de los cierres, se suma la saturación y el descontento de los profesionales, que van a perder un 15% de jornada y entre un 20 y un 25% de sus retribuciones. Conozco a sanitarios del SAS que ya han empezado a sacarse el seguro privado, lo que es bastante significativo.

La Junta considera que, pese a los recortes, son profesionales sobradamente remunerados....

Le explico: el sueldo de los empleados públicos ya se rebajó el pasado año, ahora teóricamente se atacan las retribuciones complementarias, lo que sucede es que son los sanitarios los que tienen esos complementos y no precisamente por capricho; es la compensación por la penosidad de la profesión, por las guardias, por salir corriendo en mitad de la madrugada para atender una urgencia. La Junta miente, cobramos menos que el resto de profesionales de la salud de España y de Europa y aún así hemos contribuido para configurar un sistema con elevados indicadores de calidad. No es justo que la Junta compense así tanto trabajo y excelente valoración profesional. Si la Consejería de Salud no cuida a sus sanitarios difícilmente sus sanitarios podrán cuidar a la población.

¿Prevé más bolsas de paro en el sector?

Desafortunadamente la enfermería, por ejemplo, es una profesión con paro. El déficit de camas de Málaga ha hecho que muchos titulados no puedan trabajar. Nosotros calculamos en su día que en la provincia faltaban unos 700 enfermeros para que la asistencia fuera óptima. Las sustituciones de verano resultaban fundamentales, también para actualizar sus conocimientos. En los próximos 15 años se jubilarán entre el 30 y el 40% de nuestros trabajadores y necesitamos savia nueva y formada para reemplazarlos.

¿Temen que los que emigraban para ganar puntos decidan no volver?

Sin duda, estamos hablando de profesionales que ya no van a Irlanda o Portugal, sino a países como Noruega, cuya lengua es muy distinta. Eso es triste, nadie deja su país por cobrar 300 euros más; nos preocupa que decidan regresar después de jubilados, como la generación de los sesenta. España ha invertido mucho en su formación; sería duro que dejásemos marchar a nuestros profesionales, a los que todos buscan en Europa, y en la vejez nos cuidaran sanitarios con menos formación. La Junta tiene que hacer un esfuerzo para evitar esto y la Diputación también, no se puede hablar de cerrar la Escuela de Enfermería. Sería un gran error.

En otras comunidades, con recortes más agresivos que el de la Junta, ya han empezado a cerrar centros de salud...

Discrepo; no ha habido recortes más agresivos con los profesionales que los de Andalucía. En Valencia no se ha bajado el sueldo a los trabajadores, pero se ha apostado por un modelo del que también estamos radicalmente en contra: la privatización de la gestión de la sanidad pública. Esto se produce porque existe un interés económico y lo que no podemos permitir es que de la burbuja inmobiliaria se pase a la burbuja sanitaria. No estamos de acuerdo con que la crisis desmantele el sistema sanitario para darle a empresas privadas la oportunidad de que hagan negocio con la salud. En Cataluña es distinto, se han cerrado centros, pero quizá porque había exceso de ambulatorios y eso no es viable. En Andalucía se ha ido a lo fácil, tocarle el bolsillo a los empleados públicos, lo que comporta un riesgo añadido: la parálisis del consumo. Puede que al final lo que era una medida de ahorro genere más pobreza.

¿Málaga sigue siendo apetecible para las empresas sanitarias?

Los empresarios no son tontos, nunca invierten donde no van a ganar dinero. Málaga es la provincia con mayor número de camas hospitalarias privadas y en los últimos seis años ha registrado un crecimiento exponencial de este tipo de centros, especialmente en la costa occidental. Se trata de hospitales que ofertan parte de la sanidad que no está dando la pública a través de seguros privados y concertados, pero a lo mejor también con el objetivo de dar el salto y asumir la gestión de la salud pública. Como sindicato no vamos a dejar que se especule con la sanidad. España no puede funcionar a golpe de burbuja.

¿Hablar de copago sigue siendo una exageración?

Si la sanidad pública evoluciona de esta manera el copago no será una amenaza, sino una realidad y, además, por norma. Los que apuestan por los seguros privados, normalmente acuden a la pública para las intervenciones más serias; pero si seguimos en esta línea optarán por prescindir de estas visitas y se creará una sanidad de primera y otra de segunda, en la que el más desfavorecido quedará fuera del sistema o en un modelo público de subsistencia.

También ha menguado el presupuesto para infraestructuras. ¿Cómo afectará esto a la provincia?

El pasado año, cuando todavía no había arrancado la ola de recortes, ya se notó; únicamente se ejecutó el 20 por ciento de la inversión prevista en Málaga. Ahora, las partidas en obra nueva se han reducido a cero. No sabemos cuándo se hará el hospital de Cártama, cuya apertura estaba prevista para 2010, ni el Chare de Mijas... Lo preocupante no es que se abandone la construcción de nuevas camas, que también, sino que se llegue a la situación en la que no se puedan mantener las actuales. Los hospitales, al fin y al cabo, requieren inversión en mantenimiento; si una losa que se cae no se cambia la pared acaba por venirse abajo.

¿Y el macrohospital? ¿Confía en que algún día se retome el proyecto?

El macrohospital fue un anuncio que se moldeó sobre otro anterior en un momento en el que aumentaban las protestas y la Consejería de Salud temía que los malagueños se echaran a la calle. Era un momento en el que se demandaba más inversión. No hay que olvidar que Málaga tiene la mitad de red hospitalaria y de camas que otras provincias del entorno. El proyecto hubiera generado empleo y economía. Es lógico que todos los malagueños se sientan, en este punto, un poco estafados. Antes decíamos que si en ese momento se ponía la primera piedra el macrohospital no estaría listo hasta 2020. Ahora tendremos suerte si se pone la primera piedra en esa fecha.

Andalucía siempre ha presumido de un sistema sanitario público y universal. ¿Se le negará la atención a los inmigrantes sin papeles?

Sería muy grave. Estamos acostumbrados a echarnos las manos a la cabeza cuando vemos que en otros modelos sanitarios la exclusión social equivale a la exclusión sanitaria. Con eso hemos sido críticos todos; no sólo los sanitarios, sino todos los ciudadanos con un mínimo de dignidad y ética. Es lógico que se articulen medidas para regular la inmigración, pero mientras una persona esté en España debe ser tratada como cualquier otra. Además, porque es bueno para el sistema. Si se les niega la atención primaria, se les niega la prevención y siempre es más razonable evitar una enfermedad que curarla. Una persona excluida de la sanidad es potencialmente un foco de proliferación de enfermedades.

La administración justifica los recortes en la necesidad de aliviar el gasto. ¿Qué alternativas había en la sanidad?

Para empezar, las generales, se deberían suprimir las subvenciones a partidos políticos, a sindicatos, aligerar la administración de cargos de confianza. En la sanidad, la solución también pasaba por ahí, reducir el gasto corriente, los puestos directivos e intermedios, la publicidad institucional. Satse propuso, por ejemplo, que se centralizaran las compras de todos los hospitales, y se fuera más riguroso en el cobro a terceros, especialmente con lo que respecta al turismo sanitario.