La facilidad para acceder al crédito bancario y las grandes inversiones acometidas por el Ayuntamiento de Málaga en la última década explican la resaca económica que tienen las cuentas municipales, obligadas a buscar el equilibrio financiero en 2017 (-193 millones de euros) y con un duro plan de ajuste que marca el 2020 como plazo para conseguir reducir la deuda financiera.

Los créditos bancarios han sido la gasolina con la que se ha movido el Ayuntamiento durante los últimos años, asegurando un flujo constante de dinero que representaba más del 10% de sus ingresos desde 2003 y llegando a rondar el 20% en varias ocasiones.

Sin embargo, ese recurso financiero se ha convertido en un regalo envenenado para la administración local a medio plazo. El Ayuntamiento abonará durante este ejercicio 31 millones de euros en intereses a los bancos, cifra que subirá a los 40 millones en 2013. Además, el endeudamiento ya representa el 149% de sus ingresos, con unos 839 millones pendientes de devolución a los bancos que sólo están avalados por algo más de 560 millones de euros de ingresos propios.

La causa de esta gran carga de créditos pendientes de devolución hay que encontrarla en las fuertes inversiones realizadas en los últimos años, siendo los ejercicios de 2008 y 2009 los que rompieron el precario equilibrio financiero de las arcas municipales. En esos ejercicios se solicitaron créditos para cubrir el 18,6% y el 19,2% de los ingresos municipales, frente al 12,5% del año 2007. Esto supuso sumar 289 millones de euros al endeudamiento municipal, según los datos de la liquidación presupuestaria disponibles por el Ministerio de Hacienda.

Detrás están proyectos municipales de presupuesto desbocado. Sólo tres de las inversiones acometidas o iniciadas en esos años consumieron 80 millones de euros, casi un tercio de los créditos solicitados: la sede de Urbanismo (33 millones), la rehabilitación de Tabacalera (40 millones) y el Museo Thyssen (11 millones).

A esto habría que sumar una serie de obligaciones asumidas por el Ayuntamiento durante los últimos años que han consumido sus recursos y obligado a recurrir al endeudamiento, como ha sido la colaboración en el soterramiento del AVE, al que aportó 40 millones de euros; el canon a Royal Collections para preparar el fallido museo de Art Natura (6,3 millones) o los más de 17 millones aportados a la obra del metro de Málaga y de los que una parte importante han sido derivados a la construcción del bulevar sobre las vías, ahora en marcha con un presupuesto de algo más 12,3 millones de euros.

Créditos no ejecutados. El Ayuntamiento tiene además 115 millones de euros en créditos concedidos y que todavía no ha hecho efectivos, pero computan igualmente como deuda al considerarse que están activos a falta simplemente de que se ejecuten. Esa masa financiera juega en contra de la solvencia financiera del Consistorio y de hecho es el núcleo de los problemas que el Ayuntamiento quiere atajar con su nuevo plan de ajuste.

El objetivo será reducir el endeudamiento con los bancos de forma drástica en ocho años, de forma que sólo represente el 75% de los ingresos, tal y como obliga la ley, lo que supondría sólo contar 452,6 millones de euros en créditos y financiar las inversiones con fondos propios.

El segundo plan de ajuste para cuadrar las cuentas municipales. Al Ayuntamiento de Málaga no le suenan a nuevo las exigencias de los planes de ajuste. Las cuentas de 2008, en que se disparó el endeudamiento y las necesidades de financiación, obligaron a adoptar un primer plan de ajuste para reducir gastos, mejorar los ingresos y bloquear la solicitud de nuevos créditos. El presupuesto de 2008 contemplaba un remanente de créditos sin ejecutar de 513,5 millones de euros, además de otros 159,5 millones de euros comprometidos en el gasto pero sin respaldo de ingresos propios, por lo que exigían acudir a la financiación. Los remanentes de la Tesorería municipal que se destinaron a gastos generales ascendieron además a 36,3 millones de euros, pasando a alimentar el déficit. Esto suponía que el Ayuntamiento tenía 709,5 millones de euros al descubierto, lo que obligó a frenar la solicitud de nuevos créditos hasta 2011 y, por tanto, reducir de forma notable la partida de inversiones, que fue bajando de los 256,4 millones ejecutados en 2009 a los 196,5 millones de 2010 y los 126,9 millones de 2010.

Este primer plan de equilibrio financiero permitió reducir las necesidades de financiación en 516,5 millones, sobre todo con los créditos pendientes de ejecutar. Este segundo plan viene a incidir en la misma línea que el anterior, con idea de completar el ajuste de las cuentas municipales, reduciendo los gastos generales para no recurrir al remanente, rebajar los créditos pendientes y las necesidades de financiación.

La cifra a abordar es de 192,9 millones de euros, de los que 115 millones corresponden a remanente de créditos pendientes de ejecución y que cuentan como deuda. Otros 26 millones son de partidas que requieren financiación y 51,8 de gastos financiados a costa de los remanentes de Tesorería.