María Noelia González | CAMARERA

María Noelia González reconoce haber tenido suerte pese a que no está trabajando para lo que se formó. Ella es diplomada en Educación Infantil aunque nunca ha conseguido tener una estabilidad en la que es su profesión, y mucho menos en los últimos tiempos.

«Todo iba bien hasta diciembre de hace dos años. Llevaba más de dos años trabajando en una guardería, pero me despidieron por problemas económicos. Desde entonces, no he encontrado nada que aporte estabilidad. Unos meses en una guardería, otros tantos en un restaurante o donde pillaba... Ahora, por suerte, voy a echar la temporada en este chiringuito y espero quedarme hasta después del verano», dice esta joven fuengiroleña.

Y es que este trabajo le va a venir a su familia como agua de mayo. Su marido, que es topógrafo, lleva en paro desde septiembre del año pasado y no le sale nada desde entonces. «Tenemos un hijo y ahora sabemos que podemos respirar un poco mejor porque ya estábamos bastante agobiados», reconoce aliviada.

Yanira Gallego y Yasmín Belmonte | CAMARERAS

Esta joven fuengiroleña de 23 años lleva tan sólo un mes trabajando en una nueva cafetería ubicada en la popular barriada de Los Boliches. Antes había estado trabajando en un hotel como masajista. Pero la despidieron hace un año y desde entonces no ha tenido ningún trabajo estable. Se confiesa «muy contenta» ya que ahora tiene un año por delante gracias a un contrato de formación que firmó al entrar en esta nueva empresa local.

«Cuando vi en las noticias que había bajado el paro en España me emocioné porque estaba entre esas personas. La verdad es que la seguridad que da un contrato y estar cotizando es fundamental hoy en día. Por eso, estoy muy satisfecha», comenta sonriente.

Este nuevo establecimiento ha empleado a más de diez personas que antes estaban paradas. Entre ellas, Yamira Gallego, una gaditana de 25 años que hasta septiembre del pasado año había trabajado en un taller de chapa y pintura en Cádiz capital. Vio la oferta en internet y se decidió a probar suerte. «Ahora tengo un año por delante», dice.

JUAN GABRIEL MOLINA | ELECTRICISTA

A sus 26 años, este electricista está de suerte. Cuando pocos compañeros de profesión encuentran trabajo en el gremio, él acaba de encontrarlo, o mejor dicho, de reencontrarse con él. Y es que desde que empezó la crisis del ladrillo, su situación laboral había ido a peor hasta quedarse desempleado, el verano del pasado año.

En 2004 comenzó a trabajar como aprendiz hasta que cuatro años después su empresa desapareció. Entonces entró a trabajar en otra empresa, aunque poco después le redujeron la jornada.

«Me despidieron porque había menos trabajo. Al haberme reducido la jornada, me quedó menos paro del que creía y mi situación comenzó a ser complicada. La única salida que me quedaba para poder seguir subsistiendo era hacer trabajos en negro», comenta.

Por suerte, el peligroso panorama que se le presentaba cambió el pasado mes. Una empresa le ofreció un contrato a jornada completa y con perspectivas de quedarse por mucho tiempo. «He vuelto a sonreír después de mucho tiempo», admite.

MARÍA DEL SOL BUENO | GRADUADA SOCIAL

A sus 26 años, María del Sol Bueno se considera una privilegiada. Ha encontrado trabajo, como graduada social, en una asesoría de la urbanización torroxeña Laguna Beach, pero reconoce que entre los jóvenes de su generación «el futuro está bastante oscuro». Apunta que es una de las malagueñas que acaba de abandonar las listas de desempleo en la provincia, dentro de un sector servicios que parece recuperarse poco a poco. «Los jóvenes lo tenemos mucho peor. De todas mis amigas, sólo una está trabajando. Es así de triste. No hay forma de poder encontrar un puesto de trabajo. En Nerja o Vélez Málaga hay más empresas, más oportunidades. Pero en Torrox lo tenemos bastante difícil. Antes la temporada de verano aliviaba las cosas bastante, con la contratación de mucha gente en chiringuitos y restaurantes. Pero ahora en vez de durar tres meses, la campaña se ha quedado en un mes o apenas dos semanas». Agrega que en su caso ha influido el factor «suerte», ya que empezó a buscar un empleo sólo tres semanas antes. «No es lo normal. Se trata de una empresa con clientes nacionales y extranjeros y estoy muy contenta. Sin embargo, tengo a mis amistades intentando sin éxito conseguir algo durante años», finaliza.