Los bancos se han convertido, paradójicamente, en un lastre a la hora de encarar la salida de la crisis con su numantina resistencia a reabrir el crédito al sector privado. Así lo piensa al menos el Colegio de Economistas de Málaga, que lleva meses denunciando las duras condiciones que las entidades financieras están imponiendo a la concesión de préstamos a las familias y empresas, un factor clave para la recuperación de las inversiones, el consumo o del empleo. Hasta ahora, el argumento ofrecido por los bancos es que el crédito no fluye tanto como debería porque quienes acuden a las oficinas a solicitarlo no cumplen con los necesarios niveles de solvencia.

Sin embargo, el decano del Colegio de Economistas, Juan Carlos Robles, apuntó ayer que la restricción crediticia obedece, no tanto a este factor, sino al hecho de que los bancos están tratando de hacer caja con los préstamos para mantener los márgenes de negocio que no hallan con otros productos y, sobre todo, para cubrir los elevados índices de morosidad que sufre el sector, situada actualmente en el 13%. Sólo así se explica, según apunta el Colegio, que en España los préstamos a familias y empresas exijan un interés de entre el 5% y el 8% cuando el Banco Central Europeo (BCE), presidido por Mario Draghi, los tipos siguen en el histórico suelo del 0,05%. La tesis se refuerza por el hecho que en países como Francia o Alemania, el crédito se viene moviendo desde hace meses en el entorno del 2% y el 3%.

«El acceso al crédito sigue siendo casi nulo. Los bancos están exigiendo muchas garantías al cliente y exigen además unos diferenciales brutales sobre el Euríbor. Están aplicando al crédito una verdadera prima de riesgo», dijo ayer el decano en la presentación del Barómetro Económico del tercer trimestre de 2014.

Lo cierto es las ostentosas campañas lanzadas en los últimos meses por las entidades financieras para proclamar una supuesta reapertura del crédito en condiciones accesibles chocan con la fría realidad de los números: el volumen de préstamos al sector privado (34.250 millones de euros en Málaga, según los últimos datos del Banco de España) volvió a caer ligeramente en el último trimestre y acumula un descenso del 28% desde los máximos alcanzados en 2008.

Robles, que estuvo acompañado por el vicedecano, Antonio Pedraza, y por el director de estudios, Fernando del Alcázar, dijo que los datos evidencian que los bancos «no están comprometidos con el tejido productivo», precisamente cuando asistimos a un momento clave en la salida de la crisis. Y es que, según los economistas, la entrada en la senda de la recuperación es «indiscutible», aunque factores como la actitud de los bancos están provocando que las cosas vayan «mucho más lento del que sería deseable».

Así, en la calle se respira «más confianza» y el sector privado muestra «más ganas de invertir», aunque todo choca con una apremiante falta de liquidez ante la negativa de los bancos de rebajar sus condiciones. El Colegio estima que tanto pymes como particulares están viéndose obligados a tirar casi exclusivamente del ahorro y del riesgo propio a la hora de invertir.

El 2015 será un año mejor

En todo caso, los economistas siguen siendo optimistas al pensar que lo peor de la crisis ha quedado atrás y que 2015 será ya un año de recuperación, sobre todo en una provincia «tan dinámica» como Málaga. Echando mano de los números, el Barómetro del tercer trimestre recoge señales positivas como el descenso interanual del paro (la tasa ahora es del 30,4%, según la última EPA), el repunte de la venta de viviendas y de vehículos o la subida de las exportaciones. También la licitación de obra pública muestra un repunte (casi se ha triplicado este año) ante la cercanía de las fechas electorales.

Lo más positivo es que Málaga crecerá este año a un ritmo del 1,7% del PIB y en 2015 podría superar el 2%, lo que permitirá aumentar el consumo y seguir reduciendo la tasa de paro. El turismo, que sigue batiendo récords en cuando a cifras de visitantes y pernoctaciones, y el comercio exterior, con una subida del 19%, son los dos pilares que sustentan la mejora.

Entre lo negativo, el vicedecano Antonio Pedraza lamentó que Andalucía sea junto a Asturias y Cataluña la comunidad con los impuestos más altos, algo que a su juicio ahuyenta a los inversores. Pedraza dijo que la Junta no ha aprovechado la reforma fiscal del Gobierno para rebajar el tramo autonómico y eliminar algunos de los impuestos que otras regiones sí tienen completamente bonificados.