La inversión en investigación cayó de forma estrepitosa durante los años más crudos de la crisis económica en toda España. Las universidades públicas lamentaban estos recortes y no dudaban en denunciar que por cada año se perdían diez en la transferencia del conocimiento a la sociedad. Sin embargo, como reconoce María Valpuesta, «ahora se está remontando».

Sin llegar, eso sí, a los niveles de 2007 o 2008, los grupos de I+D+i de la Universidad de Málaga están recibiendo más dinero para llevar a cabo sus proyectos e incluso para poder contratar a becarios en los laboratorios. Si el pasado año los distintos equipos científicos de la UMA tuvieron que repartirse 2,7 millones, este año el dinero ingresado por la institución académica malagueña para la investigación supera los 4,4 millones, es decir, poco menos del doble. «Los proyectos que nos concedieron en 2014 se están resolviendo ahora», aclara Valpuesta.

Es dinero procedente del Gobierno central, del plan estatal, ya que la Junta de Andalucía no termina de elaborar el Paidi 2020 (Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación). «Está retrasado», admite la vicerrectora de Investigación de la Universidad de Málaga.