Un grupo de veinticuatro niños bielorrusos, afectados por el desastre nuclear de Chernobyl, pasan las vacaciones de verano en Málaga, lejos de su hábitat contaminado, para bajar los niveles de radio nucleidos en su organismo y tener las defensas orgánicas lo suficientemente altas para volver a su país.

La asociación "La sonrisa de un niño", junto a la Fundación Benéfica "Medicinas y Chernobyl", hace que estos menores pasen el verano con familias de acogida que se encargan de sufragar los gastos de alojamiento, manutención y atención integral, según ha informado hoy en un comunicado el Ayuntamiento de Málaga.

Los menores bielorrusos proceden de la región de Rechissa y Gomel, al sur del país, la más contaminada al encontrarse en un radio de 50 a 80 kilómetros de Chernobyl, por lo que en la zona aún hay víctimas de las radiaciones en "penosas condiciones de vida", según el comunicado.

La explosión del reactor número cuatro de la central nuclear del país el 26 de abril de 1986 dejó a la población cercana en condiciones sociales, ambientales y sanitarias graves y con consecuencias doscientas veces peores que las producidas por las bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki.

Desde la catástrofe medioambiental de Chernobyl, los menores que han nacido en la zona soportan una cantidad de radiactividad "muy por encima de lo que sus cuerpos pueden resistir", por lo que científicos y organizaciones coinciden en que estas salidas periódicas del país mejoran el estado físico y anímico de los niños.

Durante su estancia en Málaga, los niños y niñas acogidos están de 50 a 60 días recuperándose de las condiciones adversas ambientales que sufren en sus hogares y que tras dos meses alejados del país consiguen recuperar los niveles de radio nucleidos normales para poder afrontar un año más las "adversidades ambientales".