Para muchos jóvenes malagueños por debajo de los 25 años, alimentarse se asemeja, aparentemente, a algo parecido a un pasatiempo. Quizá, tampoco, tuvieron mucho tiempo o, simplemente, no quisieron concentrarse de forma excesiva para contestar con el rigor exigido la encuesta lanzada por los responsables de la marca Sabor a Málaga. Un sondeo a la población local, a través de 1.000 llamadas telefónicas aleatorias, ha determinado que representan el espectro que menos se preocupa por conocer el origen de los productos que consumen. Ya vengan de Málaga o de Burkina Faso.

Una de las principales misiones de Sabor a Málaga, además de fomentar el consumo de productos de la tierra, también reside en dar a conocer alimentos que crecen a la vuelta de la esquina, pero que, hasta ahora, resultaban desconocidos para el público o se perdían entre la oferta infinita de productores extranjeros que doblan las estanterías de las grandes superficies.

Hablar de aceitunas en Andalucía obliga automáticamente a acometer un viaje mental a Sierra Morena, donde el campo jienense alberga en sus faldas una realidad compuesta por delgados cipreses y amplias llanuras pobladas de miles y miles de olivos achaparrados. Si el olivo es tradicionalmente un árbol de secano, hablar de un mar de aceitunas en la provincia de Málaga podría resultar, a priori, algo desconcertante para esa parte de la población de la capital o de los municipios costeros que no acostumbra a penetrar el interior.

Por ello quizá, muchos se sorprendan, al saber que los productos estrella de la marca de Sabor a Málaga son, precisamente eso, derivados directos del olivar. El aceite de oliva virgen extra y la aceituna aloreña son los dos productos más conocidos que llevan el sello de Sabor a Málaga. El podio de los alimentos más asociados con la provincia, según la encuesta desarrollada por la Diputación Provincial, lo completarían los quesos curados de manera artesanal por alguna mano experta.

Alimentos locales de la zona. «De aquí», «nuestras tierras» y, por supuesto alusiones, a la «patria local» son eslóganes que no pueden faltar cuando se trata de montar el ideario de una acción estratégica para fomentar el consumo de determinados productos que se producen en la provincia. Esa fue la misión con la que nació, como recordó ayer el actual diputado de Desarrollo Económico y Productivo de la institución provincial, Jacobo Florido, hace ya más de tres años. Que el 35 por ciento de los habitantes de la provincia, conozca ya esta iniciativa que, con el paso del tiempo, ha logrado poner de acuerdo a todas las fuerzas políticas sobre su utilidad, es para Florido «un motivo de orgullo». Porque, como recordó ayer en la presentación del ya mencionado análisis que lleva el título de Estudio sobre el consumo de productos agroalimentarios locales, cuando se habla de Sabor a Málaga no se está haciendo sobre una marca de calidad, sino de una herramienta con misión meramente promocional.

Muchas palabras que portan consigo el apostillado de «local» suelen recordar a algo aburrido, en algunos casos, hasta solitario como demuestra la experiencia. Televisión local, liga de fútbol local o planificación local sólo son algunos ejemplos de ello. Todo lo contrario pasa sin embargo cuando se habla de lo que se sirve en el plato. Del campo a la mesa está de moda. Palabras como «bio» o «de aquí» hace tiempo que se han vuelto imprescindibles en el etiquetado. Con Sabor a Málaga ha nacido una marca promocional, entonces, que permite adquirir estos productos locales en un amplio abanico de establecimientos que van desde la pequeña tienda de la esquina, hasta las grandes superficies de la alimentación.

Para el futuro, Florido anunció ayer nuevos acuerdos con plataformas como Eroski, Maskom o Carrefour, que ayudarán a seguir expandiendo los clientes potenciales de los productos locales. Y éstos son cada vez más. Según el estudio, el 60,9 por ciento de los malagueños elige, si puede, alimentos locales y el 62,8 por ciento, incluso, afirma cerciorarse siempre sobre el origen de los mismos. La aceituna aloreña, como una embajadora más.