­La Fiscalía de Málaga ha encargado a la policía un informe para que investigue si hay indicios de delito en el caso de los «topos» que avisan a las funerarias «topos» que avisan a las funerarias para lucrarse con ello cuando un paciente ingresa en estado muy grave. Según fuentes judiciales, la fiscalía abrió diligencias de investigación penal tras tener conocimiento del caso, tanto por parte del propio hospital Clínico como por parte de la institución El Defensor del Paciente.

En concreto, en referencia a los casos de Pepe Subires y de Teresa Morales -publicados en La Opinión los días 23 y 27 de octubre-, a quiénes llamaron empresas funerarias avisadas por un «topo» del centro sanitario que les informó sobre el supuesto fallecimiento de dos familiares. Fuentes del centro sanitario confirmaron ayer a este periódico que la información reservada, su investigación interna, concluyó la semana pasada sin ninguna conclusión destacable después de casi tres meses de pesquisas.

La supuesta trama se destapó el 16 de octubre, cuando uno de los «ojeadores» se precipitó y destapó qué ocurre en las urgencias del Clínico. Aquella madrugada una funeraria llamó, desde un número oculto, a Pepe Subires, el marido de una paciente que había ingresado crítica y que esperaba noticias de su estado de salud mientras permanecía en la sala de espera. La llamada del «topo» a la funeraria hizo que este hombre pusiera una reclamación en el hospital al sospechar que algún trabajador había dado sus datos. Su mujer no sólo no había muerto, sino que una semana después recibió el alta. El caso de Teresa Morales fue idéntico. Una funeraria les llamó desde un número oculto ofreciendo sus servicios antes de que su padre falleciera. Denunció ante el hospital pero a los meses se archivó el caso por la dificultad para demostrarlo.

Desde la dirección gerencia del centro sanitario reconocieron que el instructor nombrado para esclarecer esta trama no había hallado a los culpables. Sí admitieron haberse reunido con todos los trabajadores que estaban en el turno de noche de las Urgencias del 16 de octubre, cuando se dio el primero de los casos que salió a la luz. También apuntaron a que se han hecho pruebas telefónicas y pruebas in situ hasta llegar a la conclusión de que si los datos se recogieron a mano es difícil demostrar quién accedió al historial de la paciente y al contacto familiar. «En la actualidad el centro sanitario ha finalizado de recabar la información interna y en estos momentos es la autoridad policial quien llevará a cabo las acciones que considere oportunas», señalaron las fuentes.

Por su parte, el director gerente del centro, José Luis Doña, insistió en que a nivel interno se han seguido todos los pasos autorizados para aclarar los hechos en el marco de sus competencias, «si bien es necesario llegar hasta el final de este asunto para que situaciones como ésta no vuelvan a ocurrir».

El denunciante de los hechos, Pepe Subires, confirmó ayer que dentro de tales investigaciones el hospital se puso en contacto con él. «A mediados de enero me llamaron para preguntarme a qué número habían llamado cuando se me ofrecieron los servicios de la funeraria dando por muerta a mi mujer», señala el hombre, que les confirmó que el teléfono fue el suyo y que la llamada entrante procedía de un número oculto. Antes de eso el denunciante había recibido dos escritos por parte de la dirección del hospital Clínico. En una primera le agradecían la reclamación y la denuncia, que había motivado la puesta en marcha de la investigación para hallar a los responsables, y en la segunda le informaban de que aún estaban investigando y que la documentación había sido remitida a la dirección de las Urgencias.

El marido de la paciente dada por fallecida reconoció ayer que no descarta denunciar por vulneración de protección de datos el caso dado que la vía penal, en su caso, está descartada. Aún así, admitió que dará cuartelillo a las autoridades para ver si dan con los responsables. «Es indecente y no debe ocurrirle a nadie más», indicó el hombre, cuya mujer se recuperó de la crisis respiratoria y está a la espera de una revisión para la que ha sido citada para el próximo mes de agosto.

Funcionamiento. La trama funciona desde hace años en el hospital a escondidas de la dirección, según señalaron varias fuentes que prefirieron no desvelar su identidad. Un grupo de empleados estaría ganando dinero por gestionar de manera directa con las funerarias los seguros de defunción y el traslado de los cadáveres a los cementerios. Este grupo de trabajadores, que llevaría años prestando sus servicios al Servicio Andaluz de Salud (SAS), estaría llevándose, siempre según refieren las fuentes, cantidades que oscilan entre los mil y los dos mil euros por cada aviso.

Cada uno de los «topos», según las diversas fuentes a las que se ha tenido acceso, tiene asignadas una o varias funerarias con las que contactan en caso de que se dé un deceso en el turno en el que trabajan. «Si en el mismo turno coinciden varias muertes, se las reparten», alertaron las fuentes. Cuando un paciente ingresa en el hospital, los trabajadores de Admisión piden los datos de un familiar para comunicarle cualquier novedad sobre el enfermo. Una información a la que tienen acceso pocos profesionales de las urgencias y en la que estarían centrándose las investigaciones.