Si aquellos que no tienen niños pequeños escuchan boca-mano-pie pueden pensar en una canción infantil o en un juego de palabras pero la realidad difiere por completo de lo que uno imagina. Se trata de un virus de fácil trasmisión aérea que ha recobrado vida en el último lustro y cada vez se da más entre los menores de cuatro años.

Aunque sus síntomas pueden alertar a priori y en algunos casos son bastantes llamativos, el virus llamado Coxsackie A16 pero conocido como boca-mano-pie no es peligroso y en cuestión de días desaparece por completo. El jefe de Pediatría de la clínica Quirón Salud Málaga, Manuel Baca, detalla que los síntomas principales que dejan entrever que el menor ha contraído el virus es que la boca, las palmas de las manos y las planta de los pies sufren una inflamación que no pasa desapercibida. En algunos casos estas zonas concentran erupciones que van acompañadas de un cuadro febril y malestar.

No tiene tratamiento y gana fuerza conforme otros virus más conocidos como el sarampión o la varicela desaparecen en el primer mundo. Las vacunas para dichas patologías víricas son el principal motivo de su extinción. En el tercer mundo, sin embargo, el sarampión es una de las grandes causas de muerte.

Aunque lo habitual es que si aparece los padres lleven al menor a consulta pediátrica, el doctor Baca asegura que el menor no corre ningún peligro y a menos que tenga un cuadro de fiebre elevada o los síntomas vayan acompañados por vómitos o convulsiones febriles no hay por qué llevar al menor a consulta. En cinco o seis días los síntomas remitirán y en cuestión de una semana la sensación de astenia desaparecerá. El médico puede mandar medicamentos para abordar los síntomas pero no existe aún ningún fármaco que aborde el virus en sí mismo. Paliar la fiebre o los vómitos es lo máximo a lo que se puede aspirar.

Una vez en la vida

Es un virus que se pasa una vez en la vida y en circunstancias normales no deja secuelas. Los niños que tengan piel atópica estarán durante un periodo de tiempo más largo del habitual con la piel sensible. En cuanto a aquellos que lleguen a tener convulsiones febriles sí que tendrán facilidad en ocasiones venideras para padecerlas, según aclara Manuel Baca. Solo en ese caso el virus deja de ser «banal» y sí recomienda acudir al pediatra.

Pese a ser un gran desconocido para muchos, el virus Coxsackie A16 es más antiguo que otros como el rotavirus que apareció hace 30 años. En cambio, las dos grandes familias de virus a las que pertenecen la varicela y la viruela o el sarampión y la rubéola han estado más vigentes años atrás. Sólo ahora que su frecuencia comienza a ser residual el boca-mano-pie gana fuerza. El jefe de Pediatría de Quirón Salud Málaga insiste en que a pesar de ser más llamativo entre los más pequeños su incidencia es superior en los niños mayores de diez años. La facilidad con la que se contagia hace que centros educativos o guarderías se conviertan en auténticos focos para desarrollarlos. Los adultos también pueden contraerlo pero la inmensa mayoría están inmunizados y pasa desapercibido por el organismo.

Las consultas se llenan cada vez más con cuestiones relacionadas con este virus y se desarrollan a lo largo de todo el año. Entre otoño, invierno y primavera los menores suelen contraer la enfermedad vírica y no se ha detectado hasta el momento algún pico en el calendario que inunde las consultas por este motivo, según Baca. «Es un virus muy llamativo y sus síntomas son muy visibles al exterior pero no es de los más preocupantes. Se puede tomar con cierta relajación», sentencia Baca.