La cuna de la política malagueña se mece sobre un abismo y el sentido común nos indica que el anuncio de Francisco de la Torre de no repetir como candidato a la alcaldía de Málaga ha precipitado los últimos acontecimientos. Hasta ahora, el PP ha encontrado en él siempre un carril abierto para garantizarse la alcaldía más importante de la provincia. El mero hecho de mantener viva la posibilidad de reincidir en 2019, hubiera supuesto una gran oportunidad para que los populares apuntalaran la transición, sin verse expuestos al vendaval de rumores desatados desde que hiciera pública una decisión que remueve los cimientos en La Casona.

De la Torre tomó hace tiempo la decisión de dejar de ser alcalde. Esa era la principal corazonada que compartían todos sus concejales, pero habida cuenta de un estilo de vida basado en una devoción profunda por Málaga y una agenda trepidante, nadie se atrevía a descartar del todo su posible regreso a los ruedos electorales en 2019.

Con su renuncia anunciada, el PP ha sustituido la certidumbre por la emoción y uno sabe de sobra que en política hay pocas cosas tan valiosas y exclusivas como la certeza. Una emoción molesta, provocada, ahora, por ver los sueños que alberga cada uno dentro del partido para sustituir al alcalde eterno. Todo el mundo está esperando a que el reclamo de que Elías Bendodo sea el elegido caiga como fruta madura. Un anuncio que tendrá que esperar, sin embargo, hasta la primavera de 2018. De hecho, en su comparecencia del pasado lunes, en la interparlamentaria regional del partido, Bendodo recordó que antes del año que viene no se iban a anunciar candidatos para ninguno de los municipios. Bendodo sabe que forzar a De la Torre a una marcha precipitada no es la mejor carta de presentación. Sus sueños pasan por que alguien del partido a nivel nacional venga desde arriba a dar un toque sutil.

Convivencia forzosa Ambos sólo se quieren cerca de vez en cuando, y cada vez menos. Es la misma razón por la que los focos se van a centrar en los dos cada vez que coincidan a partir de ahora. Algo que será más frecuente si se tiene en cuenta que Bendodo está aumentando progresivamente su actividad en actos de corte municipal. El último ejemplo lo tuvimos el pasado jueves, en la presentación del cartel de Semana Santa. Dicen los cercanos a él que, a pesar de que haya abierto un resquicio ínfimo a la posibilidad, De la Torre no alberga la menor intención de irse antes de que finalice el mandato. Algo que complicaría a Bendodo el peliagudo ascenso a la alcaldía de manera notable por eso de sufrir una prolongada fase de exposición como alcaldable y los focos pueden quemar.

De hecho, ya habrá caído en la cuenta de que se le empieza a medir como futuro candidato, a pesar de no serlo. Un presentimiento que ha multiplicado los comentarios sobre su ausencia por motivos de agenda en la comisión de Art Natura, a la que fue llamado a declarar en su condición de exconcejal de Turismo en el Ayuntamiento. Aunque bien es cierto que ha mostrado su plena disposición a acudir en un futuro, siempre y cuando le citen con la debida antelación.

A este nuevo contexto ha contribuido, también, que él mismo anunciara que el PP ya se habría «puesto el mono de trabajo municipal». Un mono diseñado con especial interés en reforzar la imagen del partido -su imagen- en la capital. Cuando los ciudadanos vuelvan a hablar del futurible alcalde de Málaga en 2019, se referirán a los candidatos como «el del PP o el del PSOE». De la Torre sólo ha habido uno. Al menos, hasta que se demuestre lo contrario.

Candidato socialista En el PSOE están sin un candidato visible para pelear la alcaldía de Málaga desde que María Gámez plegara velas en la semana posterior a la Feria. Tampoco es que haya ninguna prisa para deshojar la margarita. Todo lo contrario. Están encantados con que el PP se haya precipitado hacia el modo conquista de alcaldías. Es una de las razones por las que tampoco preocupa ahora mismo la interinidad manifiesta de María del Carmen Moreno como portavoz del grupo municipal. Ahora mismo encabeza la triple lanza que conforma el PSOE junto a Daniel Pérez y Estefanía Martín Palop. Ambos concejales fueron nombrados en su día como viceportavoces para acompañar a Moreno. Un constructo bicéfalo, inédito hasta el momento, que fue visto como movimiento para equilibrar fuerzas entre dos hipotéticos candidatos con ambiciones a la alcaldía. Si en algún momento, durante su nueva trayectoria política, este presentimiento se haya intensificado andan equivocados. Especialmente a Pérez, su subconsciente le lleva susurrando desde la misma melodía: tú puedes ser alcalde de Málaga. Algo que se percibe en sus gestos, en cómo se mueve por los pasillos. Con una confianza que va sumando enteros con cada hora de vuelo. Pero la realidad es que el futuro candidato socialista a la alcaldía de Málaga no serán ni él ni Martín Palop. En el PSOE sueñan con que la marcha de De la Torre asfalte el camino para recuperar la alcaldía. Con toda la probabilidad, el candidato no está entre ninguno de los nombres que se han barajado. Los sinsabores para algunos van a ser muy duros. Pero los requisitos marcan la criba y esta vez no se quiere errar: tiene que ser alguien con cierta brillantez, que ilumine a los malagueños y despierte ilusión sin conocer cada manzana de la ciudad. «Tiene que ser un candidato potente», es la principal divisa del PSOE.

Mientras tanto, en algunas agrupaciones de la capital, crece el convencimiento de que el candidato podría ser Francisco Conejo. Un respaldo que se vería justificado por el hecho de que, al igual que lo ha hecho su principal adversario en la Diputación, Conejo también ha pasado a incrementar su agenda a nivel municipal.

La mecánica naranja No sólo una corazonada. Casi un destino con tono añoso bíblico. Así es el deseo de Juan Cassá por convertirse en el futuro alcalde de Málaga. Él se lo cree. En su partido se lo creen. Para lograr la machada, en Ciudadanos tienen claro que Cassá debe pegarse a De la Torre todo lo posible. Acompañarlo en cada foto. Que el imaginario colectivo lo vea a él como su sucesor nato por encima del propio Bendodo. Otro impedimento añadido para que De la Torre se vaya antes de tiempo. Aunque dé su brazo a torcer, Cassá será el primer interesado en desactivar una operación relevo. Y lo tiene firmado a sangre y fuego en el acuerdo de investidura.

Alcadesa con dos ediles

A quien habrá que pellizcar fuerte es a la futura alcaldesa de Alhaurín el Grande. Ha escrito su nombre en la moción de censura presentada para desbancar a Antonia Ledesma. Después de 16 años, el fin del seronismo se ve cerca. La propia Teresa Sánchez, quizá, anticipando el revuelo generado, ha optado por vivir los acontecimientos desde la distancia. Concretamente, desde Perú, que es donde se encuentra ahora mismo. Aseguran que llegará para el pleno extraordinario. Si todo sale, será alcaldesa con sólo dos ediles y algo de jet-lag.