Se ha convertido en una labor difícil. Con una penalización sonante. Casi prohibitiva. Al menos, para la economía tipo de las familias. Alquilar una vivienda en la provincia de más de una habitación es un reto de los que marcan la frontera, cada vez más definida, entre el turismo y las rentas altas y la mayoría de la población, que empieza a percibir de nuevo una reconocida falta de sintonía entre la media de los salarios y la tasa residencial de arrendamiento.

La escasez de pisos disponibles, junto al huracán de las viviendas vacacionales, ha consolidado la subida de precios. Según un informe publicado ayer por el Fichero de Inquilinos Morosos (FIM), el alquiler medio para viviendas grandes, con cuatro o más habitaciones, se sitúa ya en Málaga en 928 euros. Una cifra muy superior a la del resto de Andalucía y que evidencia un funcionamiento del mercado inmobiliario bastante distinto al de otras provincias. Especialmente, por su abultada diferencia respecto a los productos de un único dormitorio, que salen casi a la mitad, cuando en otros puntos como Sevilla, la distancia a duras penas supera los 200 euros.

Los datos constatan el encarecimiento de las viviendas de mayores dimensiones, que no tiene paralelo, en cuanto a intensidad, en la región. A pesar de la presión urbanística de entornos urbanos como el de la capital andaluza, Málaga es la provincia en la que más complicado resulta arrendar si se busca un espacio de dos o más habitaciones. Incluso, compite ya con las circunscripciones del país tradicionalmente más caras, situándose entre las diez zonas que más exigen por establecerse.

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El trabajo de FIM avala el demarraje en los precios del que vienen advirtiendo en los últimos años los especialistas en el mercado inmobiliario. Málaga, donde el alquiler jamás llegó a desplomarse con la crisis, vive tiempos de gran demanda. Sobre todo en zonas como la capital, que, de acuerdo con los estudios recientes de buscadores como Fotocasa o Idealista, es la ciudad de la comunidad, junto a Marbella, con el arrendamiento más alto.

El hecho de que los precios se desborden en las casas más amplias, donde la oferta no es tan numerosa, no quita que los de una sola habitación sean precisamente una ganga. En Málaga el promedio está en 485 euros. Y eso sin tener en cuenta la disparidad entre las diferentes zonas, que incluye en el cálculo el interior y las zonas de impacto turístico.