«Yo no tengo por qué estar viviendo entre ratas en el Centro de Málaga», critica Curro López. Este dirigente vecinal y vecino de la calle Pinillos, en Lagunillas, convive desde 2011 con dos solares privados abandonados, rodeados por un muro y a muy poca distancia, el primero contiguo a su vivienda, y el segundo, a unos cuatro metros, una parcela que hace esquina con la calle Altozano.

Como ya denunció en La Opinión en 2011, Curro tiene que soportar la abundancia de ratas y ratones en los dos solares, una situación que, hasta la fecha, nadie ha podido atajar. «El Ayuntamiento viene y tira veneno por encima, pero no sirve de nada. Hace unos años vino un grupo de desempleados y lo limpió», comenta del solar más grande, el que pega con su casa. Desde la terraza se vislumbra matorral y basuras. «Lo peor no son las plantas, que no me estorban, son las ratas», subraya.

Curro López comenta que, en ocasiones, mientras está preparando una barbacoa en la terraza, «ves cómo suben por la pared». En 2011, cuando denunció por vez primera el problema en este diario, comentaba que llegaba a gastar hasta siete botes de raticida, pero la crisis ha hecho mella, por eso explica que «no puedo echar veneno porque no llego a fin de mes».

El dirigente vecinal ya tuvo además un serio problema a raíz de la demolición de la casa contigua. El derribo le causó, entre otras cosas, importantes humedades en su vivienda. «Gané el juicio y el propietario tuvo que echar espuma en las paredes, pero con el sol se está cayendo y vuelvo a tener humedades cuando llueve», lamenta.

El segundo solar, el de la calle Pinillos con calle Altozano, a pesar de ser mucho más pequeño está igual de concurrido. Una de las causas, varios agujeros al pie del muro. «Esto es un vertedero, por estos boquetes entran y salen las ratas todas las noches como si no hubiera nadie aquí, no se asustan de nada, han cogido confianza», ironiza.

Este segundo solar, con más profusión de matorrales y arbustos, cuenta además con gruesos cables de la luz o del teléfono que han terminado en su interior, pero que siguen colgando de las casas contiguas. Un peligro más.

«Los cables los han quitado directamente y los han tirado en el solar», explica, al tiempo que deplora el mal estado de la calle Pinillos, una vieja calle empedrada y escalonada en la que faltan muchos tramos y abundan los baches, además de no estar adaptada. «Ya no sé la cantidad de ancianas que se ha caído por aquí».

Desde 2011, Curro López ha denunciado la situación por la que pasa tanto a la Junta de Andalucía como al Ayuntamiento. Al ser parcelas privadas, ha habido limpiezas aisladas, pero el problema continúa. «Le digo al Ayuntamiento que hay una plaga de ratas y ratones, por eso le pido que erradique la plaga como sea y que obligue a los propietarios a limpiar los solares», recalca.

Curro irá ahora a la despensa, a comprobar si el arroz y la pasta siguen enteros. A veces, sirven de alimento a los roedores.