Ciudadanos, socio de gobierno del PP en el Ayuntamiento de la capital, salvó ayer al equipo de gobierno de enfrentarse a un grave problema en la gestión económica. Gracias a la abstención de Ciudadanos, el equipo de gobierno pudo sacar ayer adelante la aprobación de las cuentas de 2016.

En la comisión especial donde se presentó la cuenta general de 2016 de todo el holding municipal, es decir el Ayuntamiento y todas sus empresas, organismos y entidades, las posturas estaban definidas desde el principio; los grupos de la oposición: PSOE, Málaga Ahora y Málaga para la Gente, expresaron su voto negativo a las cuentas de 2016. El PP, por supuesto, las aprobaba. El voto de Ciudadanos, decidía. Frente a los seis votos del PP y los cinco que sumaba la oposición, decidió abstenerse y, de esta manera, propiciar que las cuentas de 2016 fuesen aprobadas.

La cosa no era baladí. El propio concejal de Economía, Carlos Conde, se encargó de advertirlo, quizá con cierto dramatismo. «Votar en contra y rechazarlas supone paralizar el ayuntamiento al no poder rendir cuentas ante el Tribunal de Cuentas, a lo que están obligados todos los ayuntamientos según a ley de Haciendas Locales.

Por eso el concejal de Ciudadanos, Alejandro Carballo, aclaró que «no son nuestras cuentas pero no bloquearemos la gestión económica del Ayuntamiento».

Pese a que la cuenta general de 2016 refleja un superavit positivo de 101 millones de euros, con unos ingresos totales de 781 millones de euros, con un aumento de un 2,6% de los ingresos por tributos, y de un 12% en el gasto corriente, la oposición critico con dureza que el interventor haya presentado 86 reparos que suman 7,3 millones de euros, que se haya quedado sin ejecutar 7 millones de euros previstos para ampliar las plazas de Policía Local o que tampoco se hayan ejecutado 2,7 millones en Bomberos; incluso que el aumento de ingresos tributarios se deba a que en Plusvalía se ha pasado de recaudar 43 millones en 2015 a 61,4 millones en 2016 (un 41% mas) .