Los pasillos de la Diputación y las dependencias de los distintos grupos políticos con representación en la institución han sido, a lo largo de estas últimas semanas, el escenario de intensas negociaciones focalizadas en sacar adelante los presupuestos para el año que viene. En lo que va de legislatura, el equipo de gobierno del PP, con Elías Bendodo al frente, no ha tenido problemas para sacar adelante las cuentas cuando tocaba y no quiere romper con esta tradición. Unos presupuestos aprobados son sinónimo de estabilidad política. El equipo de gobierno del PP ha avanzado mucho en los últimos días para cerrar un acuerdo con Cs y conseguir que la formación naranja vote a favor de las nuevas cuentas.

La encargada de negociar los presupuestos para Bendodo, al igual que los otros años, ha sido la diputada de Economía y Hacienda, Francisca Caracuel. Cuenta con cierta fama de saber moverse con habilidad en varios frentes paralelos y el año pasado logró arrancarle una abstención a IU y Málaga Ahora. Algo que será complicado en esta ocasión, una vez que tanto IU como Málaga Ahora se encuentran ahora mismo más cerca del no que de la abstención.

Con el rechazo frontal a los presupuestos por parte del PSOE, los equilibrios políticos que se sustentan sólo dejan la puerta abierta a que los populares lleguen a un acuerdo con la formación naranja. Consciente de un contexto diferente al del año pasado, Caracuel se reunió con el portavoz de Cs, Gonzalo Sichar, el pasado 1 de diciembre para iniciar la toma de contacto.

El propio Sichar, preguntado por este periódico sobre el estado de las negociaciones, habló de unas «conversaciones avanzadas» y expresó que percibe una «buena predisposición en el PP» para plasmar las medidas que pide su formación en los futuros presupuestos. Dadas estas credenciales, con las posturas muy cercanas, el portavoz de Ciudadanos aseguró que espera un acuerdo definitivo a lo largo de la semana, que permita a su formación votar a favor de los presupuestos.

Tampoco queda mucho más tiempo para limar las últimas asperezas que puedan existir. El equipo de gobierno popular ha esperado hasta el último momento, al incluir la aprobación de los presupuestos como orden del día en el pleno ordinario correspondiente al mes de diciembre, y que se celebrará el 22 de diciembre. Las medidas que pide Cs para aprobar las cuentas son más de gestión que de carácter político.

Así, por ejemplo, la formación naranja quiere que la Diputación se haga cargo de las cuotas del Consorcio Provincial de Bomberos que tienen que pagar los municipios menores de 5.000 habitantes. Exigen lo mismo en relación al pago del tratamiento de residuos sólidos urbanos. También, se solicita un refuerzo para el Servicio Provincial de Asesoramiento a Municipios (Sepram), con dos secretarios que trabajen a jornada completa.

Fuentes del equipo de gobierno del PP también corroboran que el acuerdo con Cs está a punto de cerrarse con. La intención que barajan en el PP es la de hacerlo público a través de una rueda de prensa conjunta entre ambas formaciones. Aunque la intención de los populares es ampliar el consenso en torno a los presupuestos a IU y Málaga Ahora, ambas formaciones ratificaron las reticencias. Guzmán Ahumada y Rosa Galindo, los respectivos portavoces de ambos partidos, aseguraron a este periódico que, a día de hoy, están más cerca de votar en contra que de abstenerse el próximo 22 de diciembre.

Diferente criterio

La actitud de Cs en la Diputación contrasta con la que ha mostrado la formación naranja en el Ayuntamiento, donde su portavoz, Juan Cassá, no se ha sentado a negociar los presupuestos con el PP. Después de dos años de consensos, la indefinición sobre el futuro de Limasa está impidiendo que Cassá se siente en la mesa con el alcalde, Francisco de la Torre. La formación trazó tres líneas rojas para negociar los presupuestos. Además del asunto de Limasa, Cassá exige que el equipo del gobierno del PP en el Ayuntamiento solucione el conflicto de los bomberos y concrete el futuro de los terrenos de Repsol.