Un control policial rutinario en Marbella identificó en enero de 2016 a José Ramón Prado Bugallo, un gallego de 62 años natural de Cambados (Pontevedra) que ha hecho historia con el sobrenombre de Sito Miñanco. Iba en coche. No había hecho nada malo y le dejaron marchar, pero la filiación del hombre que pone rostro a uno de los contrabandistas y narcotraficantes más importantes de Europa mientras paseaba por el corazón de Marbella no pasó desapercibida para el Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) de la Costa de Sol. ¿Qué hacía Sito en Marbella?

Algo más de dos años después de aquel paseo, la operación Mito, bautizada así por la trascendencia del personaje, estalló el lunes con un dispositivo simultáneo que movilizó a más de doscientos agentes en varias provincias españolas para desarticular la organización que Sito nunca dejó de liderar desde la cárcel. De hecho, él fue esposado en Algeciras, donde apuraba los últimos cinco meses de los más de 16 años a los que fue sentenciado por liderar desde su chalé de Madrid un transbordo de 5.000 kilos de cocaína en el océano Atlántico. El resto de detenciones se han llevado a cabo en Sevilla, Linares, Barcelona, Madrid y, por su puesto, en Pontevedra. También en la provincia de Málaga, fundamentalmente en Marbella, donde fuentes cercanas al caso aseguran que la operación suma al menos una docena de detenidos y nueve registros domiciliarios. Aunque Miñanco no tenía casa en la Costa del Sol, la investigación ha acreditado que la visitaba muy a menudo para establecer contactos, cerrar los tratos y encontrarse con las personas que formaban su estrecho círculo de confianza, incluidas sus dos novias, un español que regentaba un concesionario de coches de Marbella que Miñanco visitaba mucho, un ciudadano holandés encargado de los viajes a Sudamérica para cerrar los grandes acuerdos o Luis Enrique García Arango, un colombiano de la misma edad y vitalidad que Sito que ha sido detenido en Madrid y al que la policía considera su mano derecha. Su tercer grado y la proximidad entre Algeciras y Marbella le permitían hacer el desplazamiento con facilidad. Sólo iba a Botafuegos para dormir de lunes a jueves, un trámite insignificante que no le impedía trabajar en un aparcamiento algecireño y colaborar con una ONG.

Los investigadores tienen argumentos de sobra para pensar que las dos operaciones por las que Sito ha vuelto a prisión se gestaron, al menos en parte, en la Costa del Sol. La más espectacular se desarrolló el pasado mes de octubre. El Grupo de Operaciones Especiales (GEO) abordó a 540 millas de las islas Canarias el remolcador Thoran, procedente de Colombia y con rumbo a la costa española con más de 3.800 kilos de cocaína a bordo, peso que supuso la mayor incautación de cocaína del año pasado en España y cuyo valor en el mercado negro habría superado los 100 millones de euros.

Un mes después, otros 616 kilos más de la misma droga interceptados en un contenedor en Holanda pusieron a Miñanco en un serio aprieto respecto a los proveedores colombianos que le pidieron cuentas, mientras que en unas escuchas consta el envío de 63 kilos de marihuana en Alemania, según expone la magistrada de la Audiencia Nacional Carmen Lamela en el auto de detención del narco y los miembros de su organización. La jueza ordenó el miércoles el ingreso en prisión provisional del capo gallego y 20 de sus colaboradores por delitos contra la salud pública, blanqueo de capitales y organización criminal de extrema gravedad. Entre los detenidos en su tierra están su hija preferida, Rosa María; otro de sus lugartenientes, Ramiro Somoza; su hombre fuerte en Galicia, Juan Antonio Fernández; o David Pérez Lago, hijastro del también conocido narco gallego Laureano Oubiña. Es allí, en Galicia, donde la recaída del narco ha tenido un mayor impacto social hasta el punto de resucitar los viejos fantasmas que la droga provocó en la región en los años 80 y 90. Aunque tenía prohibido establecerse en la región, Miñanco podía realizar visitas ocasionales a la tierra donde se supone que canaliza buena parte de su patrimonio. En la villa del Albariño, el despliegue policial se centró en varios de los negocios que se vinculan con el clan Miñanco. Entre ellos destacan una inmobiliaria, una juguetería, un astillero, pisos y naves industriales.

La complejidad de la investigación ha hecho que, además de los Greco Costa del Sol de la Brigada Central de Crimen Organizado, se hayan sumado agentes del Greco Galicia de la Brigada Central de Estupefacientes, de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) Central, de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) Central y el Grupo 12 de Blanqueo de Capitales y Anticorrupción.