Un niño de seis años cae al agua en el Muelle Uno y está a punto de ahogarse. Un bombero de Vélez Málaga, fuera de servicio, se percata del drama y no duda un instante. Corre guiado por el instinto de protección y se lanza al mar sin pensarlo para salvar al pequeño. La historia se produjo el pasado sábado durante el desfile de las tropas de Star Wars. Cientos de malagueños acudieron al encuentro con los personajes de la saga de George Lucas. Un ambiente festivo que estuvo a punto descarrilar y acabar en el peor de los desenlaces. Entre las muchas familias que se desplazaron hasta el Muelle Uno, estaba este bombero con la suya. Salvador Lisbona, 47 años, mantuvo la calma y reaccionó cuando los demás se quedaron petrificados.

Cuatro días después, el bombero, también padre de un niño de cinco años, rememora lo ocurrido para La Opinión sin alarde alguno: «Yo estaba con mi mujer y mi hijo esperando el desfile a la altura del Pompidou. Mi mujer escuchó gritos, que un niño se había caído al agua... Sin pensarlo dos veces, salí corriendo y me asomé al borde. Al principio, no vi nada. Giré la mirada y, de repente, vi una cabecilla rubia que estaba luchando por no hundirse». A partir de ahí, Salvador lo tuvo claro: «Una vez que se hunde, en el puerto, con el agua tan sucia, se pierde seguro». En un movimiento instintivo saca el móvil, lo tira y se lanza al mar con lo puesto para agarrar al niño. Utilizó su rodilla para elevar al pequeño y varias personas, alargando los brazos, pudieron agarrarlo desde el borde y tirar de él hacia arriba.

«Luego se acercó una moto de agua de un particular y me ayudó a salir del agua», resume quien se desquita de cualquier afán de heroísmo: «Bueno, la gente se me acercó, que si héroe, la madre me dio las gracias una y otra vez. Yo me tiré por instinto y lo importante es que no haya pasado nada». Además de una cartera y toda su indumentaria pasada por agua, Salvador tuvo que ser atendido por una ambulancia para curarle diversos cortes que se hizo durante el rescate. No quiere oír ni hablar de la palabra héroe, pero había ahí más de mil personas y quien se lanzó al agua fue él. De tanto usar la palabra héroe, puede que haya perdido su valor. Por ello la actuación de Salvador (el nombre es premonitorio) pone las cosas en su sitio. Expuso su salud para salvar a un niño. «La madre y todas las personas se volcaron conmigo, pero sólo seguí mi instinto», subraya. Una buena persona, simplemente.