La lógica dice que un equipo suele certificar la permanencia en Primera División en su propio estadio, que es donde se consiguen la mayoría de los puntos. Pero cuando sólo restan tres jornadas para la conclusión del campeonato de Liga 2009/10 y en el caso del Málaga, a falta de sólo un partido en casa (ante el Real Madrid) y de dos fuera (los dos siguientes, frente al Athletic de Bilbao y el Getafe), el conjunto albiceleste ha demostrado a lo largo de la segunda vuelta que ha mostrado mejores sensaciones en los encuentros disputados lejos de La Rosaleda.

Sin tanta ansiedad o quizás sin tanta presión por parte de las gradas, el equipo malaguista ha ofrecido su mejor versión a domicilio. La diferencia de los puntos cosechados en en feudo ajeno (ocho) respecto a los jugados en campo propio (diez), no es excesiva.

Al contragolpe

Pero es que, además, el tipo de juego del Málaga parece más propicio para jugar al contragolpe, con velocidad –gana enteros con Obinna en el once– y ha dado mejores sensaciones casi siempre que ha visitado algún estadio que en Martiricos.

El inicio del segundo tramo de la competición liguera fue arrollador, con dos triunfos consecutivos lejos de casa y en los que ni siquiera encajó goles el cuadro malaguista: 0-2 ante el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón y 0-3 frente al Racing de Santander en El Sardinero, donde el planteamiento del partido fue prácticamente ´perfecto´.

El cambio de sistema con la entrada de Apoño (se pasó del 4-1-4-1 al 4-2-3-1) provocó una racha muy irregular, con derrotas seguidas lejos del coliseo malagueño ante Barcelona, Almería, Valencia y Zaragoza. Pero, en los dos últimos choques jugados en terreno adversario el equipo malacitano ha vuelto a demostrar que está ´vivo´, ha dado mucha sensación de peligro, ha creado numerosas ocasiones de gol e incluso se ha ido de los campos con la sensación de que había merecido el triunfo y no el empate.

"Es muy difícil ganarle al Málaga fuera de casa", ha expresado en más de una ocasión el entrenador, Juan Ramón Muñiz, a quien no le falta razón.

Y es el que el conjunto malagueño se aferra a los dos partidos seguidos que debe disputar lejos de La Rosaleda para asegurarse su tercera presencia consecutiva en Primera División.

Después de ocho encuentros seguidos sin conocer la victoria, el Málaga puede –y debe– ganar en San Mamés para tener serias opciones de salvación. El conjunto albiceleste ya sabe lo que es vencer en ´La Catedral´, un buen estadio donde asirse a la permanencia.