De las derrotas también se aprende y la que sufrió ayer el Málaga ante el Mainz 05 sirve para recapitular todos los aspectos negativos y los que aún quedan por pulir del nuevo bloque malaguista. El conjunto de Jesualdo Ferreira se estrenó con derrota en tierras germanas y además ofreciendo una pobre imagen. Lo cierto es que a nadie le gusta perder, pero no es ni mucho menos una caída dolorosa. Eso sí, queda trabajo por delante y tiempo para corregir todos los errores.

Desafortunadamente, el Málaga no ofreció su mejor cara y tampoco supo aprovechar sus oportunidades. Además, el Mainz 05 es un conjunto más rodado, ´ordenadito´ y con buen gusto con el balón. En el olvido parece que han quedado los típicos equipos alemanes de puro físico y pelotazos directos. El Mainz tiene buena pinta, trata el balón con mimo y sólo la ausencia de un buen jugador en el ataque le puede privar de ser un equipo peleón en la Bundesliga que comienza el próximo fin de semana. Y precisamente la falta de puntería en los últimos metros del equipo local evitó una goleada mayor ayer.

Y es que la superioridad del Mainz fue casi insultante. El Málaga es un equipo por hacer, pero ayer no se demostró el concepto de juego que busca Ferreira. Los pupilos del luso tuvieron demasiados errores de concentración, falta de asimilación de conceptos y compenetración.

Sin embargo, si el bloque dejó mucho que desear los focos apuntaron con fuerza hacia varios jugadores. En el plano individual Francesc Arnau se hizo tan gigante como el caudaloso río Rin que recorre la bella Mainz. El meta catalán detuvo todo lo habido y aún así encajó dos goles. Por arriba, por bajo, rápido en reflejos y atento en las salidas.

Rondón también demostró en la primera mitad que será casi con toda seguridad el hombre referencia de este Málaga y que no está exento de calidad y de potencia. Con él al malaguismo le esperan muchas tardes de gloria.

Sandro Silva también ocupó mucho campo en la primera mitad, pero en la segunda se vino abajo su fuelle y estuvo menos participativo. Incluso ´Papelito´ Fernández debutó aunque con un amargo regusto en la boca, ya que apenas entró en juego con fortuna. También se gustaron los jóvenes, que demostraron desparpajo y calidad.

Así, los primeros compases del encuentro fueron de dominio total del conjunto local. Más rodado y con ganas de agradar a su parroquia, el Mainz apretó las tuercas en ataque. Movimientos rápidos, toque en el centro del campo y verticalidad en el ataque. Frescura, en definitiva, algo de lo que adolece a día de hoy el Málaga.

De hecho, Arnau providencial hasta el momento, no pudo evitar el primer tanto. Fue obra de Fuchs, que de lanzamiento directo sorprendió al meta malaguista (25´). Antes Rondón ya había dejado destellos de su calidad con una jugada personal en la que fue objeto de penalti que no fue señalado (10´). El espigado delantero dejó un derroche de fuerza, velocidad y calidad a lo largo de los minutos en los que estuvo sobre el césped.

El tanto encajado no terminó de espolear a los malaguistas. Pero fue Rondón, en otra jugada personal, el que levantó la moral blanquiazul. El venezolano fue objeto de penalti, pero Fernando falló el lanzamiento. Pese a ello, fueron los mejores minutos malaguistas del partido. Sandro Silva fallaría otra ocasión clara de gol bajo palos (40´). Pero en el ocaso de la primera mitad volvió a aparecer la figura de Arnau en una doble ocasión.

La reanudación no cambió demasiado el panorama y el Málaga siguió por detrás en el marcador y en el juego. No le tomaba el aire al partido. Arnau seguía a lo suyo: de paradón en paradón. Y en el loco carrusel de cambios entró ´Papelito´ Fernández. Debutó como blanquiazul y dejó algunos detalles de calidad pero sin profundidad. Es prematuro valorarlo.

Para entonces, el encuentro ya había quedado envuelto con el aroma de los típicos bolos de pretemporada. Tedioso, individualista y casi anárquico tras los cambios. Ahí el Málaga seguía sin aclararse, pero el Mainz encontró la sentencia. Fue Allagui (84´) el que acabó el partido y el estreno del Málaga en tierras germanas.

Fue para el Málaga casi un encuentro para olvidar. No así para su técnico, que tomó buena nota del examen y que no dudó en mostrar su enfado durante el choque.