Hierro llegó al Málaga CF el pasado 12 de agosto, en una calurosa mañana de verano pero con todos los honores posibles. El dirigente malaguista piso la alfombra roja a su llegada, saboreo las mieles del éxito incluso antes de comenzar su trabajo €venía precedido de un trabajo inmejorable en la Real Federación Española de Fútbol€ y comenzó a pasear su impecable figura por las calles de la capital, en plena ebullición con la Feria de Málaga.

290 días después Fernando Hierro dice adiós. El ya exdirigente malaguista sale por la puerta de atrás, hastiado y cansado de ser el saco de boxeo al que todos los acreedores buscaban en los últimos meses. El veleño ha cumplido con su cometido. Ha sido la imagen del Málaga CF por los campos de España, ha representado al club en los organismos y ha compartido mesa y mantel con dirigentes, agentes y jugadores. Su implicación ha estado fuera de toda duda e incluso en estos nueve meses cambió su rol para ser la cabeza visible del Málaga en España ante la prolongada ausencia de los dirigentes.

En un principio, Hierro fue presentado como mánager general del Málaga. Pero ni siquiera él fue capaz de explicar y delimitar el cometido que tendría en el club. Con el paso de los días y los meses, Hierro se sintió cómodo en el club. Era la mano derecha de José Carlos Pérez. Aprendía rápido en la parte administrativa y se movía con soltura, como no podía ser de otra manera, en la parcela deportiva. Su figura en los entrenamientos era una constante. Ni siquiera la crisis de resultados a finales del año 2011 le hicieron perder la compostura.

Como mánager general, atendió a los medios en una rueda de prensa, reforzó la figura del entrenador y dio un espaldarazo al proyecto deportivo. Días después volvería a salir para regatear a las primeras denuncias por atrasos, como la del Villarreal y Osasuna.

Acompañó a José Carlos Pérez a Catar en varias ocasiones, una de ellas para la feria del Fútbol €Aspire4Sports€, donde acaparó flashes y atenciones. También se desplazó con el exconsejero para buscar financiación, en uno de los momentos delicados del club.

Pero su rol cambió de forma radical cuando José Carlos Pérez falleció el pasado mes de febrero. A partir de entonces, Hierro tomó las riendas administrativas del club. Ya no era el intermediario entre los jugadores y el club. Entonces él era el club.

Pese a todo, la figura de Hierro sobresaltó más por su trabajo en la sombra que a la luz pública. Apenas volvió a comparecer ante los medios y se limitó a lidiar con el duro trabajo de los impagos. Primero fue con la plantilla, a la que frenó y convenció en más de una ocasión de que la situación tendría pronta solución al final de curso.

Luego con los clubes. Consiguió una prórroga del Villarreal. Y encontró la financiación posible, llegada de manos del jeque, para poder lograr la Licencia UEFA. Es decir, que saldó las deudas del curso pasado con jugadores y clubes, como Osasuna.

Ahora Hierro dice adiós. Su puesto pronto encontrará reemplazo en Martiricos. No es insustituible. E incluso puede que aterrice en el club una gestor y también otra «cara conocida» para ser la imagen del Málaga. Una imagen que con esta crisis parece tocada.