El partido del próximo sábado en el que el Málaga CF se enfrentará al Real Betis en un derbi repleto de necesidades supondrá el primer examen serio para Javi Gracia desde que el navarro es entrenador blanquiazul. A día de hoy, en el seno de la entidad de Martiricos afirman que siguen confiando en el proyecto del técnico, pero una derrota frente a los bélicos, acompañada de una mala imagen, supondrá que los dirigentes de la entidad de Martiricos se planteen un cambio de aires en el banquillo malaguista.

Y es que, la figura del entrenador siempre es la carta más fácil de intercambiar cuando vienen mal dadas. Lo cierto es que la última derrota del equipo en El Molinón, frente a un Sporting con menos recursos deportivos que el Málaga, ha dejado muy preocupados a los mandatarios blanquiazules, a lo que hay que sumar el pobre bagaje del conjunto de Gracia lejos de La Rosaleda en lo que va de curso, con un solo punto en su haber en cinco salidas (0-0 ante el Real Madrid).

Según ha podido saber este periódico, hasta el momento, la dificultad del calendario (visitas a Camp Nou, Bernabéu o Mestalla) y las dos victorias consecutivas en La Rosaleda (Real Sociedad y Deportivo) han aplacado, en cierta manera, el nerviosismo que está produciendo el irregular arranque del Málaga en las oficinas del club, focalizado en la propiedad catarí. Aunque una derrota en el derbi del sábado noche podría suponer la chispa que prenda la mecha si el equipo muestra la mala imagen que exhibió en Gijón, Getafe o en casa contra el Eibar.

A día de hoy, el crédito de Javi Gracia como entrenador blanquiazul no está agotado, pero sí se podrían precipitar los acontecimientos debido a la preocupación y a la falta de paciencia que manejan los propietarios del club, cuyo profundo desconocimiento del mundo del fútbol puede ser un arma de doble filo. Ya lo comprobó Jesualdo Ferreira en el primer proyecto de la era Al-Thani, al que le cortaron la cabeza a las primeras de cambio cuando los resultados no llegaban.

En cambio, con Moayad Shatat de enlace entre la propiedad y el club, los ánimos se apaciguaron e incluso en el peor momento de la temporada de Bernd Schuster, mantuvieron la calma y aguantaron con el alemán hasta final del curso pese a los continuos desplantes del técnico y la mala relación con buena parte de la plantilla y con la mayoría de la afición.

De cualquier manera, el caso de Javi Gracia es diferente. Llegó al Málaga con la vitola de entrador de club. Un estudioso del fútbol que vive por y para este deporte las 24 horas del día. Pronto dio con la tecla y atinó con un estilo de juego mezclado de veteranía y cantera que encandiló al público y logró ilusionar por juego y resultados.

Pero el Málaga se desfondó en la segunda vuelta pese a contar con los mismos jugadores -a excepción del lesionado Camacho- y desaprovechó una buena renta de puntos cuando tenía encarrilada la clasificación a Europa.

Tras el verano, la actitud de Gracia con el club ha cambiado y ha criticado de manera privada y pública la política de ventas de la entidad. Unos acontecimientos que han enturbiado de alguna manera la magnífica relación que había entre los que mandan en los despachos y él, quien manda sobre el verde.

Así, desde las oficinas del club la figura de Javi Gracia ya empieza a no ser indiscutible, aunque un buen resultado contra el Betis el sábado acabaría con cualquier conato de dudas sobre el entrenador. Al menos por ahora. Y es que, la memoria del fútbol es cortoplacista y lo que hoy es negro mañana es blanco o viceversa.