Un año se cumple exactamente hoy del debut de Ignacio Camacho con la selección española absoluta. Vicente del Bosque hizo realidad el sueño del centrocampista maño tras el descanso del encuentro que disputó el combinado nacional en Vigo frente a Alemania (0-1), cuando le dio entrada para que disputara la segunda mitad completa del choque en sustitución de Sergio Busquets. Pero desde entonces las cosas no le han ido especialmente bien en su vida deportiva.

Poco después de su estreno con «La Roja», Camacho tuvo que parar. El mediocentro blanquiazul ya andaba algo renqueante pero su esfuerzo y sacrificio le hacían salvar las semanas para llegar en las mejores condiciones posibles a los choques. Hasta que a principios de 2015 su pubis dijo basta.

Tras el parón de Navidad, Camacho tuvo que «frenar» tres semanas antes de volver a competir, y tras ocho encuentros -se perdió el encuentro en el Camp Nou por acumulación de amonestaciones- tuvo que volver a parar a mediados de marzo para pasar por primera vez por el quirófano. El 25 de marzo fue intervenido en Múnich de esa osteopatía de pubis que lo ha traído de cabeza y comenzó un proceso de recuperación que lo tuvo apartado del equipo más de un mes, hasta que pudo volver a enfundarse la elástica blanquiazul el 3 de mayo frente al Elche en La Rosaleda, a falta de cuatro jornadas para el cierre de la competición. Después, faltó frente al Almería y pudo cerrar la temporada con sonrisa al disputar dos encuentros consecutivos ante el Villarreal y Sevilla.

Sin embargo, durante este verano, el 7 de julio concretamente, tuvo que volver a pasar por el quirófano para una nueva operación en la misma zona y, aunque se esperaba que podía estar para el inicio de Liga, seis semanas después, no fue así.

El jugador zaragozano se perdió las siete primeras jornadas y fue en la 8ª fecha liguera cuando por fin pudo debutar esta campaña a las órdenes de Javi Gracia. Su llegada al equipo, pese a la derrota en Mestalla, fue un soplo de aire para todo el malaguismo, que vio como a la semana siguiente de nuevo era baja en casa frente al Dépor por una lesión en el tensor de la fascia lata de su pierna derecha. No era un contratiempo grave, pero otra inoportuna lesión cortaba la progresión del maño.

Y para más inri, en su reaparición una semana más tarde en El Molinón, Camacho solo aguantó 29 minutos sobre el césped y se tuvo que retirar aquejado de otra nueva lesión que la pruebas pertinentes confirmaron como una «lesión muscular miotendinosa, en la unión entre el músculo y el tendón de los isquiotibiales, en su pierna izquierda». Está sí, más complicada que la anterior y que le tendrá lejos de los terrenos de juego, si todo va según el curso previsto, hasta mediados del próximo mes de diciembre.

En definitiva, un año, desde su debut con el combinado absoluto, que ha sido un auténtico tormento para el jugador albiceleste, con dos operaciones y tres lesiones que aún no le han dejado ser el Camacho que deslumbró a La Rosaleda.

En total, desde aquel día el conjunto blanquiazul ha disputado, entre Liga y Copa del Rey, 44 encuentros y el maño solo ha podido estar presente en 19 (43%). Demasiadas ausencias (25) para un jugador de capital importancia para el equipo costasoleño.

La mera presencia de Camacho sobre el césped hace mejor al resto -la pasada campaña los números del conjunto blanquiazul con y sin él sobre el césped lo demuestran- y por tanto toda la familia blanquiazul ansía el regreso del eje de la medular malaguista.

Pero de momento habrá que esperar en torno a un mes más para ver si el calvario que ha vivido Camacho en este 2015 llega a su fin. Porque el Málaga lo necesita, y a su mejor nivel.