El nuevo proyecto de Juande Ramos se construye, piedra sobre piedra, en unos cimientos consistentes despúes de completar el primer partido amistoso de pretemporada y acumular varias sesiones de intenso trabajo físico. El entusiasmo e ilusión de los primeros días se ha transformado en esfuerzo y sacrificio para edificar una plantilla competitiva.

Las duras sesiones de entrenamientos impuestas por el técnico manchego le han permitido ampliar sus conocimientos minuciosos de cada uno de los miembros del primer equipo.

Ahora, Juande Ramos necesita recopilar todas las notas apuntadas en su cuaderno, durante la primera fase de la pretemporada, para sentarse en su despacho y esbozar un boceto del Málaga CF que quiere ver en el campo.

El preparador malacitano cuenta con una ventaja esencial a estas alturas de la preparación y es trabajar con su bloque del próximo curso. Como ya se ha comentado en estas páginas, la primera misión consiste en testar el nivel de sus pupilos, decidir el futuro de los canteranos, pero también debe comenzar a trabajar en un estilo de juego.

Esto último es sobre lo que más hincapié está poniendo el técnico en cada entrenamiento. La concentración en Alemania permitirá ahondar en este cometido.

Juande Ramos, en la primera prueba en Algeciras, dibujó sobre el verde dos esquemas con ligeras variaciones tácticas. En el primer tiempo, colocó a un trivote, Duda-Fornals-Kuki, con jugadores bien dotados para bajar el balón al piso y tocar entre las líneas. Y colocó a un delantero centro y dos extremos rápidos.

Y en la segunda, Juanpi cogió la manija del equipo y conectó con dos arietes por delante: Charles y Michael Santos. Uno de los flamantes fichajes del cuadro blanquiazul, Kuzmanovic, dejó en el campo muestras de su seriedad defensiva y su intensidad para robar balones en la medular.

Hay, por tanto, tres premisas claras en el camino hacia la definición de un estilo de juego y que no son negociables para el entrenador del conjunto malagueño: equilibrio, presión y verticalidad.

El nuevo Málaga CF tiene por delante toda la pretemporada para mecanizar los movimientos y las posiciones en el tapete, porque una presión alta como exige Juande, requiere de muchas sesiones de trabajo y una elevada concentración. Las confección de la plantilla, con extremos muy verticales como Keko, Jony o Chory, más laterales profundos como Rosales y Ricca, invitan a realizar una presión alta para recuperar el cuero en campo contrario.

Esa idea de ser intensos en el campo mediante orden táctico y seriedad defensiva la pueden desempeñar jugadores como Camacho, Kuzmanovic o Recio en la medular, y los centrales en tareas defensivas.

La fase ofensiva aún no está clara. Juande Ramos debe decidir si juega con un delantero o con dos y profundizar en ello. Si elige la primera opción, tiene que traer a un «9» rematador que aproveche los balones servidos desde banda.

El canterano En-Nesyri cumple con el perfil y cuenta con el agrado del técnico. En pretemporada, el joven marroquí En-Nesyri está cumpliendo esa función.

Los otros arietes en nómina poseen distintas virtudes. Charles define bien con los pies y la cabeza, pero tiene movilidad, desmarque y no es un delantero estático para fijar centrales. Igual sucede con el uruguayo Michael Santos, al que quiere usar como segundo punta detrás de una referencia. Sandro añade otras variantes. Es técnico, aporta sacrificio defensivo y puede caer a ambos costados para generar espacios entrelíneas. Por tanto, los «bolos estivales» nos desvelarán si el Málaga acudirá al mercado a por un cuarto punta.

Las incógnitas con el estilo de juego se irán resolviendo a medida que la construcción malacitana asiente todas sus piezas. Las bases son resistentes: equilibrio, presión y verticalidad; y hay tiempo para trabajar en ellas. El nuevo Málaga de Juande Ramos tendrá unas señas de identidad propias, pero no se encorsetará en un único sistema.